- ¿Qué podemos hacer? Voces desesperadas en una sociedad pasmada. Saltaron por los aires todas las líneas rojas sin encontrar resistencia. Un país adormilado que ya ni espera una respuesta
España se ha llenado de Lambanes. Lambán, el presidente de Aragón que acaba de de protagonizar una autohumillación pública casi chinesca. Dijo que sin Sánchez viviríamos mejor y, acto seguido, se merendó sus palabras. «Inoportunas y desafortunadas». Tanto miedo da pavor. Lamb, cordero en inglés. El silencio de los corderos. «¿Qué podemos hacer?», se escucha por las emisoras un clamor de voces acollonadas, como Linda Hunt en El año que vivimos peligrosamente.
El Partido Popular, por ejemplo, en una valiente respuesta, se congrega en torno a Rajoy para presentar en sociedad el libro caliente de González Pons. O deja sus escaños para plantarse frente a la puerta del Congreso, ante la sorprendida mirada de los leones, como una protesta de funcionarios de Fomento. O del gremio del tranvía. Quizás ignoran que la batalla está dentro, en el Hemiciclo. Dentro-fuera, arriba-abajo. La derecha necesita un repaso de Barrio Sésamo.
En ocasiones se escucha un gritito solitario, una voz desabrida en el Congreso, un quejido sordo en algún micrófono. Un alud de descalificaciones lo silencian
Todo anda infestado de Lambanes. Una sociedad medrosa, inerme. Hipnotizada desde la pandemia, incapaz de reaccionar frente a la embestida de los vándalos que pretenden dinamitar todo vestigio democrático y sustituirlo por un ogro totalitario. Sin voluntad de reacción, salvo en twitter, ese aliviadero. O en el Mundial, ese estercolero. Sin proyectos que animen la urgente respuesta. En ocasiones se escucha un gritito solitario, una voz desabrida en el Congreso, un quejido sordo en algún micrófono. Un alud de descalificaciones lo silencia. Los Gómez de Celis, gendarmes de ocasión, inquisidores mercenarios, andan prestos con la mordaza.
Casi cien mil personas respondieron a la convocatoria de Vox en Colón. ¿Alguien se enteró? ¿Con eso basta? El centrismo buenista del PP, el chavismo (de Nogales), el mito del diálogo, el buen talante, la mano tendida no parecen fórmulas adecuadas para afrontar la espeluznante deriva. ¿Cómo negociar con un monstruo? ¿Qué pactar con este cesarismo pétreo, esta arrogancia desalmada? En resumen, lo que es el sanchismo, en las palabras de Stevenson sobre el Mal: «La envidia, la malignidad, la mentira, el silencio mezquino, la verdad calumniosa, la difamación, la vanidad, la traición…»
Nada es inocente, todo deja huella, todo pasa factura. El ‘efecto Feijóo’ engorda con el ‘efecto destroyer‘ de los irreparables desmanes de la izquierda
Se paseaba Sánchez por las dunas de Doñana, paraíso que fue, ahora moribundo, mientras en el Congreso se bendecía el fin de la sedición. Una colosal abrazo a los golpistas catalanes, una bofetada estruendosa al Supremo que los condenó, un refrendo de ánimo para que repitan la asonada. «Electoralmente no afecta, ya está amortizado», dicen los Bolaños. «No nos hicieron daño los indultos, esto aun menos». Se equivocan. La campaña de Ayuso coincidió con la medida de gracia de Sánchez a los independentistas y fue el preludio de la mayoría absoluta de Juanma Moreno. Nada es inocente, todo deja huella, todo pasa factura. El ‘efecto Feijóo’ engorda con el ‘efecto destroyer‘ de los irreparables desmanes de la izquierda. El líder socialista es, junto a Luis Enrique, el personaje más detestado del país. No hay encuesta que le sitúe ya en sus 120 escaños actuales. No hay sondeo que no augure mayoría absoluta a la suma de PP-Vox.
Llevados del temor ante los vientos del cambio, los 800 asesores de Moncloa despliegan estrategias. Movilizar es la clave. La viveza del progreso se ha adormilado. Crear tensión -el viejo consejo de Zapatero– se ha puesto en marcha. Crispar, enfrentar, enlodar, insultar, perseguir…Hostigar a los jueces, bombardear a la oposición, ocupar las instituciones, acosar al escaso periodismo libre, derribar los principios de la convivencia… Cuatro meses por delante hasta llegar a las urnas de mayo. El PP se impondrá en voto municipal. El pulso en las diez autonomías gobernadas por el PSOE se anuncia tenso y muy duro. Un severo varapalo electoral dejará groggy a Sánchez.
Hay una España de muerde (‘que muere’, sentencia el original) y otra que bosteza. Y, de repente, un destello de esperanza, de democracia militante, de valentía cívica. Esos 32 alumnos del colegio Lasalle de Palma defendieron en el aula lo que sus padres son incapaces de imponer en la calle. ¿Qué podemos hacer? Pues eso. Tomar nota de estos críos mallorquines. Es algo más que una bandera. Es la libertad. Un bien ya escaso en esta tierra de Lambanes.
‘Te guarde Dios’, escribió el poeta soriano, Pedro dixit.