«Hay una operación de blanqueamiento de ETA»

EL MUNDO 10/02/14
ENTREVISTA, MAITE PAGAZAORTUNDÚA

· Su familia ha sido un referente, desde las filas del PSOE, en la lucha por la libertad, lo que le costó la vida a su hermano Joseba.Ahora ella ha decidido hacerlo desde UPyD y es la ‘número dos’ en la candidatura del partido al Parlamento Europeo.

Pregunta.–Menuda sorpresa haber sido elegida número dos por UPyD para las elecciones europeas. ¿Qué le ha animado a dar este paso?
Respuesta.–Fundamentalmente tiene que ver con la situación de crisis, no sólo económica, que es terrible, sino política, y ver en qué se ha convertido el espacio político. Hay una situación de enorme deterioro de la vida pública, y cuando vemos que se asfixia la propia democracia, como ciudadanos tenemos que dar un paso adelante. Yo desde luego no puedo seguir mirando hacia otro lado ante el deterioro general que hay en la política española.

P.–¿Estamos asistiendo al fin del bipartidismo, como auguran algunos? ¿Qué le ofrece UPyD que no le da el que ha sido su partido y el de su familia, el PSOE?
R.–No sé si estamos ante el final del bipartidismo, pero sí estamos asistiendo a la muerte de esta forma de bipartidismo. Los partidos políticos van a tener que cambiar, quieran o no. Se van a resistir, van a hacernos la vida imposible, pero tendrán que transformarse, buscar liderazgos mucho más eficaces, porque no puede ser que la política funcione de la peor manera del siglo XIX.

P.–¿Y qué le….?
R.–¿Qué me ofrece UPyD? La confianza de que es gente muy valiente, muy brava, que ha conseguido hacerse un espacio en medio de esta situación tan complicada de oligopolio de partidos, que no ha hecho nada fácil la entrada de una nueva fuerza. En UPyD detectan y califican bien los problemas, porque sólo así se pueden buscar soluciones.

P.–Pero usted va como independiente. ¿Aún no confía en lo que ese partido puede dar de sí?
R.–Soy independiente porque todavía no me he comprometido lo suficiente como para saber si realmente estoy tan cerca de UPyD como para ser una militante activa. Yo no había pensado para nada en el compromiso político, pero me ha animado intuir que al mundo de las víctimas están intentando neutralizarlo algunos poderes para que su voz se vaya apagando. Veo que la estrategia o el paradigma de la pacificación es algo que puede ir introduciéndose de forma irreversible, y yo estoy absolutamente en contra.

P.–¿Al final será paz por presos, como temen algunos?
R.–El paradigma paz por presos se adorna de forma eufemística, pero significa que, porque dejen de matar, pueden conseguir una brutal impunidad a medio plazo, y además pasa por una sofisticada supeditación ideológica en el País Vasco, para que se consientan todos los tabúes que el nacionalismo instale.

P.–¿Y eso lo va a consentir el Gobierno de Rajoy?
R.–Si el Gobierno consiente esto, no sería malo sólo para las víctimas del terrorismo o para la ciudadanía española, significaría el fin de la seguridad jurídica, porque si ante un gran problema de Estado finalmente se opta por la impunidad, por no seguir la ley, estaremos ante una gran catástrofe histórica.

P.–¿Usted ve diferencia entre la política antiterrorista de Zapatero y la de Rajoy ?
R.–Lo que hizo Zapatero es una aberración, un destrozo de gran magnitud, y lo que estamos viendo ahora con Rajoy es una pasividad política y de discurso.

P.–¿Como qué? ¿A qué se refiere?
R.–Es contradictorio que se esté hablando constantemente de querer llevarse bien con el PNV, aunque el PNV está en una estrategia constante fuera de la ley y contra la ley. ¡Por favor, si se acaban de manifestar con Sortu! Y el plan del Gobierno vasco de llevar a las aulas a las víctimas de abusos policiales. ¡Qué barbaridad!

P.–¿Y eso qué le parece?
R.–Puro adoctrinamiento para anular la responsabilidad del terrorismo históricamente. En una sociedad así no se pueden hacer estas cosas, porque primero tiene que haber una retrospectiva para aclarar las responsabilidades activas y pasivas. Pero estamos en una operación de blanqueamiento de ETA. Con esto lo único que podemos conseguir es que una parte importante de las escuelas vascas reafirmen los prejuicios que fueron el origen de tanta violencia. Y eso no es ni justo ni equilibrado.

P.–¿Qué le ha parecido el ofrecimiento de Urkullu a Rajoy de un plan de excarcelación total para presos de ETA?
R.–Es una de las cosas más graves que han sucedido en democracia. El presidente del Gobierno debe salir y contar lo que quiere hacer, si es derrotar a ETA o si su estrategia, su paradigma, es el de la pacificación, con límites o sin ellos.

P.–Rubén Múgica ha escrito una carta donde dice que ni olvida ni perdona. ¿Tampoco olvida y perdona a los que mataron a su hermano?
R.–No me parece justo olvidar mientras no solucionemos las cosas, y no me parece justo en nombre del compromiso que mi hermano tomó, porque se jugó la vida sabiendo que la iba a perder por la libertad. Un país donde no haya libertad de conciencia es un país que está muy grave. Mientras las cosas estén así, olvidar, no. Cuando podamos superar el duelo, por supuesto que sí.

P.–¿Qué condiciones se tienen que dar para superar el duelo?
R.–Aquí no se trata de perdonar, se trata de que la regeneración de la política española y vasca, de la sociedad vasca y sus heridas morales profundas, se haga de una manera, no le digo ejemplar, pero al menos con un poco de decencia. El modelo que tenemos ahora es muy indecente.

P.–¿Cómo se tiene que escribir el final de ETA?
R.–Hay unos mínimos que deben cumplirse. La primera línea roja que no debía haberse superado es la legalización de Bildu/Sortu, teniendo en cuenta que no estaban maduros para asumir la entrada en la política democrática.

P.–¿Qué pensaría su hermano si viera cómo se están desarrollando las cosas en el País Vasco?
R.–De la filosofía política de mi hermano me quedo con su deseo de libertad, y eso no es sólo la pacificación, que dejen de matar, sino que se revierta la ley. El respeto a la ley, que los líderes institucionales, que son los responsables ordinarios del Estado en Euskadi, no se salten la ley y no busquen ir contra las leyes todos los días. También me quedo con la libertad de conciencia, porque el País Vasco se parece cada día más a un campo de reeducación de las conciencias para someternos beatíficamente a los dictados del nacionalismo, sus tabúes y sus manías.

P.–¿También usted tiene la sensación de que las víctimas son un obstáculo?
R.–Sí. Para el modelo de pacificación, las víctimas no dóciles somos, no un obstáculo, sino algo que hay que estigmatizar muy rápidamente. Ahora bien, es muy complicado quitar de golpe la voz a todas las víctimas y no lo vamos a consentir.

P.–¿Qué piensa cuando oye que tarde o temprano la democracia tendrá que ser generosa con los que tienen las manos con sangre?
R.–El principio de seguridad jurídica que se aplica a los gravísimos delitos de terrorismo o a cualquier otro hace que las naciones prosperen o caven su propia tumba. Si no cumplimos la ley, habrá un efecto llamada a todos los sinvergüenzas y terroristas organizados que pueda haber por ahí. Si cedes con ETA, otros hablarán de los derechos históricos de Al Andalus o de cualquier cosa. Aquí estamos ante un deterioro del Estado de Derecho muy preocupante. Se está deteriorando la Constitución, la Nación española y, en definitiva, el modelo de Estado.