IGNACIO CAMACHO – ABC – 13/06/16
· Podemos aventaja al PSOE en cuatro puntos esenciales de referencia: liderazgo, proyecto, estrategia… y propaganda.
La hegemonía no es tanto un concepto político como ideológico. En el sentido en que lo ha aplicado Podemos, una relectura de Gramsci pasada por el populismo argentino, se trata de la capacidad para imponer y manejar con ventaja las ideas dominantes en el debate social y político. Los famosos marcos mentales que establecen y fijan el relato sobre el que gira la opinión pública. Es la capacidad de determinar esas pautas, de marcar los tiempos y los temas, la que otorga la clave de la batalla electoral, en cuyo desarrollo importa más el control de la agenda que el de los argumentos. Porque argumentos tienen todos los contendientes pero la agenda sólo la controla el que se apodera de ella primero.
Por eso la hegemonía de la izquierda ha pasado a Podemos antes del recuento de votos. Porque los radical-populistas han sabido arrebatar la iniciativa al PSOE y despojarlo de su condición de partido-guía de la izquierda. Lo han logrado a través del dominio de la propaganda, que era la gran especialidad socialdemócrata hasta que Iglesias y su gente irrumpió en la televisión con su narrativa catastrofista y su habilidad para la políticaespectáculo, para la seducción de audiencias masivas. A partir de ahí los socialistas han ido a rastras, forzados a seguir un guión ajeno. Se les ha escapado el libreto.
Además, Podemos tiene tres elementos que el PSOE ha perdido desde la quiebra del zapaterismo. Tiene liderazgo, proyecto y estrategia. Iglesias es un macho-alfa que manda con autoridad indiscutible, capaz de saltar sobre las manifiestas contradicciones de su discurso. Ha diseñado un plan reconocible de rechazo al sistema y de asalto al poder, y lo esgrime sin tapujos para aglutinar el descontento y convocar a su alrededor a todos los agraviados de la crisis. Propone una refundación, una ruptura, un nuevo régimen, mientras sacude latigazos a las élites del actual. Y por último, ha construido una maquinaria instrumental al servicio de su objetivo: una plataforma electoral que absorbe candidaturas extremistas, multiplica su potencia recaudadora de votos y aprovecha con máxima eficacia el activismo en las redes sociales y el amplificador de mensajes de la telepolítica.
Frente a todo eso, Sánchez es un líder débil, cuestionado y borroso que ni siquiera saca partido a su buena planta; el PSOE carece de discurso claro y de cohesión interna y por ende se ha desubicado en el mapa ideológico ante la aparición de la nueva fuerza. No sabe dónde situarse y por inercia tiende a aproximarse a su rival para no perderle la estela. Su única resistencia se basa es el menguante prestigio memorial de las siglas, pero hasta eso le disputa Podemos en su audaz y descarada apropiación de la etiqueta socialdemócrata. Ésa es la última fase del proceso hegemónico: el cambio del punto de referencia. El que sirve de polo de atracción del voto útil de la izquierda.
IGNACIO CAMACHO – ABC – 13/06/16