Hijos predilectos, hijos de mi vida

Hay días en los que uno empieza a maliciarse que está empezando a no encajar en este oficio. No por disentir del mainstream, que esto me ha pasado a menudo y desde hace años, sino porque empiezo a no entender a gente que despierta en mí aprecio intelectual y moral. Pongamos que hablo de Julio Valdeón, periodista injustamente orillado de la corresponsalía en Nueva York de El Mundo y con el que siempre he tenido un alto grado de afinidad. Pues bien, hoy mi querido Julio ha publicado en la página 2 de El Mundo una pieza titulada ‘Lo que Almeida no entiende’ que me ha movido un poco hacia la estupefacción. Pero debo de estar equivocado yo, porque un viejo amigo con 15 años de antigüedad en mi blog, al que él bautizó como La Argos, ha salido en defensa de la posición de Julio. Para empezar me parece un titular muy compasivo, podría dar la impresión de que Almeida no entiende alguna cosa y creo que son muchas las que se le escapan al alcalde de Madrid. La columna de mi querido Julio tiene un arranque notable: «El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, insiste en que Almudena Grandes no merece ser Hija Predilecta de la ciudad».

Vayamos por partes, que diría Jack the Ripper. La insistencia del alcalde en discutir el merecimiento de Grandes para ser hija predilecta es un fraude y supone un reconocimiento explícito de haber incumplido el Reglamento para la Concesión de Distinciones Honoríficas, que en su artículo 7 dice: «La concesión del título de Hijo Predilecto y de Hijo Adoptivo de Madrid habrá de ser acordada, previo expediente acreditativo de sus merecimientos, a propuesta de la Alcaldía Presidencia, por el Ayuntamiento Pleno con el voto favorable de la mayoría absoluta legal de miembros de la Corporación». Dicho en plata: el alcalde, a quien compete proponer a los candidatos al título no debe proponer a una candidata a quien no considera merecedora del nombramiento.

Pero de esa primera frase se deduce una conclusión de interés: el autor sí considera a Almudena Grandes merecedora del título distintivo y esto nos lleva a la cuestión de cuáles son los requisitos que acreditan a alguien como hijo predilecto de la Villa. Es una impresión engañosa, porque en realidad lo que Valdeón quiere es ponderar la figura política de Isabel Díaz Ayuso frente a la de José Luis Martínez-Almeida, cuestión que se resuelve en favor de la presidenta de la Comunidad de Madrid con menos de un minuto de esfuerzo intelectual, pero para eso no habría que partir de los merecimientos de Almudena para el título. Yo me inclino a creer que no, que Almudena Grandes, que algunos merecimientos literarios tiene, adolece de carencias notables por su sectarismo, por el rencor que manifestó continuadamente hacia quienes no pensaran como ella.

Tengo algo escrito en lo que doy razones por las que yo no considero que tal distinción de la Villa de Madrid deba recaer en personas que no consideran a sus convecinos como sus iguales, que hace ocho meses suscribió un manifiesto, ‘Ahora sí’ clamando por «conseguir que la derecha, y la ultraderecha, salgan del poder en la Comunidad de Madrid después de 26 infernales años de atentados contra los derechos y la dignidad de la mayoría ciudadana». La derecha y la ultraderecha era Isabel Díaz Ayuso. Había que echarla el pasado 4 de mayo para «cortar el paso al fascismo». Ver el link. La sintaxis así en el original.