EL MUNDO 17/04/13
Duran asegura que «Europa no está por la labor de una Cataluña independiente»
A las dificultades para afrontar los ambiciosos retos que se ha marcado -consulta soberanista, salida de la crisis- con una fuerza política menguante, el Govern de CiU añade ahora la de la división interna. Después de que el conseller de Justicia, Germà Gordó, provocara el lunes una gran controversia al afirmar que el referéndum independentista sólo se convocará si se alcanza un acuerdo para hacerlo con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, ayer el portavoz de la Generalitat lo desautorizó y corrigió sus palabras. Según Francesc Homs, CiU «está donde estaba»; es decir, que celebrará la consulta «sí o sí», haya o no haya pacto con el Gobierno español.
Homs quiso explicar la flagrante contradicción entre sus declaraciones y las de Gordó en el hecho de que el Govern pone el «acento en el diálogo», pero recordó que «el guión del Govern o su hoja de ruta son los acuerdos firmados» hasta ahora, tanto el programa electoral de CiU como el pacto de Gobierno con ERC y las dos proclamaciones soberanistas aprobadas en el Parlament.
Fuentes oficiales mostraban ayer su «extrañeza» por las palabras del lunes de Gordó. El hecho de que Mas anunciara antes de convocar las últimas elecciones -con unas perspectivas mucho mejores que la realidad actual- que no seguirá al frente de CiU en la próxima legislatura, puede estar detrás de estas discrepancias: Homs y Gordó son dos dirigentes bien colocados en la carrera de la sucesión, y ambos podrían estar jugando sus cartas.
En cualquier caso, la guerra interna no está ni mucho menos resuelta. Y menos aún si se tiene en cuenta la opinión del principal socio de Mas, Josep Antoni Duran Lleida. El líder de Unió, que ya ha advertido en varias ocasiones que él apoya una consulta pactada con el Gobierno central, añadió ayer que «Europa no está por la labor de una Cataluña independiente».
Por otro lado, la Mesa del Parlament acordó por mayoría declarar «vigentes» y «complementarias» las dos resoluciones sobre el derecho a decidir aprobadas por la Cámara, respondiendo así a la providencia del Constitucional que instaba a aclarar cuál de las dos prevalecía.