Ibarretxe afirma que nadie impedirá la convocatoria de un «referéndum histórico» sobre su plan

 

El lehendakari ha reafirmado su compromiso con su plan soberanista a través de «un referéndum histórico», durante su declaración institucional con motivo del XXV aniversario de la aprobación del Estatuto. Asegura que el futuro de los vascos «no se definirá en España», sino en Euskadi, y nadie lo podrá impedir.

Ibarretxe ha advertido hoy en Vitoria de que el futuro de los vascos «no se definirá en España», sino en Euskadi, porque «el tren del futuro» está «en marcha» y no se detendrá «como consecuencia de los insultos y descalificaciones». Durante su comparecencia pública en el Palacio de Ajuria Enea, tras la celebración del Consejo de Gobierno extraordinario celebrado con motivo del 25 aniversario del Estatuto, Ibarretxe afirmó, «de forma solemne», que «hoy es un día histórico», porque «el tren del futuro está en marcha, el objetivo es que la sociedad vasca pueda decidir y nadie no se lo va a impedir».

«El tren no va a parar como consecuencia de los insultos y las descalificaciones. Será la sociedad vasca la que decida dónde va a parar el tren del futuro. El futuro no se va a definir en España, sino en Euskadi», insistió. Ibarretxe recordó que, en estas dos décadas y media, se han producido «dos constantes» que, en su opinión, «hoy en día están generalmente asentadas en el inconsciente colectivo, con plena naturalidad».

En primer lugar, se refirió al hecho de que han sido las instituciones vascas -Gobierno, Diputaciones y Ayuntamientos- las que «han tirado del carro» para «garantizar» el desarrollo estatutario, «superando, en unos casos, y chocando, en otros, contra lo que es una constante en la oposición, el retraso y el menoscabo del cumplimiento estatautario» por parte del Estado.

Falta de perspectiva histórica

«Estado que debería haber sido cooperador necesario del desarrollo del sistema de autonomía y que, por el contrario, ha cumplido, en numerosas ocasiones, con una total falta de perspectiva histórica, con un papel de agente negativo, de cierre, de restricción, cuando no de pura y simple negación», dijo.

Aseguró que, en la actualidad, las instituciones del Estado se mantienen «boicoteando el ejercicio de servicios públicos de competencia vasca sin argumento alguno, con puro desparpajo, con afirmaciones tales como que tal o cual competencia no está en la agenda del Gobierno central o tal otra no es conveniente realizarla».

A su juicio, todos estos incumplimientos demuestran «la existencia y pervivencia» en Euskadi en el tiempo de un «conflcito no resuelto» sobre la identidad vasca «y la búsqueda de fórmulas de convivencia y mejora de las condiciones de los ciudaanos vascos». Ibarretxe realizó un repaso por los últimos 25 años de historia e, incluso, se remontó a la abolición de los fueros vascos y navarros en 1839, para determinar que «los derechos y libertades del pueblo vasco son preexistentes a la Constitución española».

TEXTO ÍNTEGRO DE LA DECLARACIÓN INSTITUCIONAL DEL GOBIERNO VASCO CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO DEL ESTATUTO DE GERNIKA

«El Consejo de Gobierno ha aprobado la presente declaración institucional con el propósito de subrayar la importancia y simbolismo del día de hoy, 25 de octubre, en relación con los acontecimientos que históricamente han tenido lugar en esta misma fecha, de extraordinaria relevancia en el devenir político y, sin duda, social del Pueblo Vasco.

El azar, el devenir de los acontecimientos , lo cierto es que en diferentes y alejados 25 de octubre el Pueblo Vasco ha sufrido o celebrado; ha adoptado libremente o le han sido impuestos en contra de su voluntad, decisiones legislativas propias o extrañas, pero en todos los casos decisivas para el ejercicio de los derechos y las libertades colectivas e individuales que como tal Pueblo y Nación le han correspondido y le corresponden.

Desde el Gobierno de Euskadi trabajamos especialmente mirando al futuro pero, ¡pobres tanto de los pueblos como de las personas que desconocen, bien por ignorancia bien de forma premeditada, su pasado!. El tracto histórico en cuanto experiencia y aprendizaje es el apoyo más seguro para no errar en las decisiones presentes y futuras.

Por ello, debemos recordar hoy, al menos, un 25 de octubre de 1839 en el que la ‘Ley Abolitoria de los Fueros de las Provincias Vascongadas y de Navarra’ impuso por vez primera en la historia la unidad constitucional de la monarquía como límite y barrera infranqueable para los derechos y libertades de nuestro Pueblo. O lo que es lo mismo, a la soberanía de nuestro Pueblo que, hasta aquel momento había sido compartida y coexistente con la española mediante el mutuo reconocimiento y la libre adhesión en base a fórmulas preestablecidas y convenidas. Aquélla Ley Abolitoria supuso la quiebra de una tradición de convivencia construida sobre el respeto y la libertad de decisión, aunque bien es cierto que no hacía sino concluir el recorrido que había iniciado la Constitución de Cádiz de 1812 cuando definió la “unidad nacional de todos los habitantes de España”.

Se generó así y sigue hoy irresuelta la cuestión sobre la afirmación o negación del carácter plurinacional del Estado español; cuestión del máximo interés a fin de diseñar las fórmulas de convivencia y respeto entre los diferentes pueblos que compartimos relaciones históricas y sociales y que resulta el mejor ejemplo de la perfecta actualidad del debate, sostenido y en revisión al día de hoy en el Parlamento Vasco, además de en otros del Estado en los que existe representación de tal sentimiento de identidad nacional.

Otro 25 de Octubre, ya de 1979, el Pueblo Vasco aprobó en referéndum el Estatuto de Gernika. También aquí estamos en presencia de un momento histórico decisivo en cuanto el Estatuto, más allá de un texto legal determinado, suponía la vía de tránsito de la sociedad vasca de la dictadura a la democracia; la recuperación de una identidad política simbolizada en las Instituciones propias, comunes y forales, y el ejercicio de importantísimas funciones y servicios públicos, desde la educación a la sanidad, desde el Concierto a la seguridad pública, que han permitido modernizar, impulsar y situar a nuestra comunidad en niveles de bienestar general superiores a la media Europea.

Todo ello fue percibido y querido por la mayoría de ciudadanos y ciudadanas que vieron en el Estatuto de Gernika la oportunidad de cambiar la tendencia histórica de aquél momento, marcada por la falta de derechos y libertades fundamentales y, también, por el castigo generalizado a cualquier símbolo de identidad política, social o cultural y, especialmente, al euskera. Por ello esa mayoría ciudadana se acogió y reunió en la pancarta del ‘Estatuto BAI’. Y no cabe duda de que aquella percepción social de un lado y aquella, también, apuesta política por la no ruptura y la reforma que representaba el ‘Estatuto BAI’, ha dado sus frutos decisivos para la convivencia, el bienestar político, social y cultural de nuestro País. Hoy somos lo que somos gracias a que hemos recorrido el camino del Estatuto. Y hoy podemos tener aspiraciones colectivas en buena medida porque tenemos el desarrollo de las Instituciones propias y de las políticas públicas que el Estatuto ha permitido.

En este tiempo de dos décadas y media se han producido dos constantes que creemos hoy día están generalmente asentadas en el inconsciente colectivo con plena naturalidad: Una, que ha sido el conjunto institucional vasco (Gobierno, Diputaciones y Ayuntamientos), quien ha asegurado la iniciativa constante de desarrollo de este País. Han sido nuestras Instituciones las que han «tirado del carro» para garantizar el desarrollo estatutario, superando en unos casos y chocando en otros contra, lo que es igualmente una constante, la oposición, el retraso y el menoscabo del cumplimiento estatutario procurado desde el conjunto institucional del Estado.

Estado que, según el propio sistema constitucional, debería haber sido el cooperador necesario del desarrollo del sistema de autonomía y que, por el contrario, ha cumplido en numerosas ocasiones, con una total falta de perspectiva histórica, con un papel de agente negativo, de cierre, de restricción, cuando no de pura y simple negación. Lo hizo desde un momento inicial cuando la política estatal asumió la estrategia y decisiones de la que fue denominada ‘Comisión de Expertos’ y engendró la LOAPA y lo mantiene al día de hoy boicoteando el ejercicio de servicios públicos de competencia vasca sin argumento alguno, con puro desparpajo, con afirmaciones tales como que tal transferencia no está en la agenda del Gobierno Central o tal otra no es conveniente realizarla.

La disposición partidista sobre lo pactado en el Estatuto; la burla de la legalidad expresa y refrendada por el Pueblo Vasco; el desprecio continuado durante más de dos décadas a las reglas de juego, han sido permanentes en las relaciones entre Euskadi y el Estado. La segunda constante que anunciaba antes es muy sencilla y creemos que también se encuentra generalizada en su percepción social. Nos referimos a la plena y clara identificación generalizada entre autogobierno y bienestar social. Efectivamente, la sociedad vasca ha podido comprobar de forma rotunda que cuando un servicio público se organiza y presta desde Euskadi resulta mejor y más eficaz. La ciudadanía confía en los servicios públicos vascos, en su cercanía y en su calidad.

Cierto es que desde algunas corrientes políticas en los últimos años, no sólo en Euskadi sino, también, en otros lugares de nuestro entorno europeo, parece haberse redescubierto el pensamiento centralizador y, aunque presentado bajo formas de falsa modernidad y necesidad impuesta por los procesos de globalización, se apuesta por el retorno a los sistemas participativos, y a reducir y restringir los círculos de decisión.

Pese a tal renacimiento del neo-centralismo, el lema “piensa en global, actúa en lo local” (“Think globaly, Act localy”), ha tenido un excelente campo de demostración en nuestro País, así como en otras naciones o comunidades con poder legislativo propio. Creemos que más autogobierno es más bienestar; que más autogobierno es más y mejor servicio público.

Un tercer 25 de octubre a destacar, el del pasado año 2003, este Gobierno aprobó y presentó a su Parlamento y a la sociedad vasca la Propuesta de Reforma del Estatuto de Gernika. Proyecto que ha supuesto el eje central del debate político durante este período, como no podía ser de otra forma, al plantear abiertamente y con la claridad del «negro sobre blanco» que supone un texto articulado, una renovación de nuestro pacto de convivencia interno, entre las personas que vivimos en Euskadi y exterior respecto al Estado español.

El Proyecto de Reforma es:

– Una propuesta centrada de convivencia entre Proyectos y Partidos políticos distintos, que representa el primer y mayor acuerdo posible alcanzado por ahora en Euskadi.

– El cumplimiento de un compromiso expreso de Gobierno, renovado por este Lehendakari en diversas ocasiones en el Parlamento. Este Gobierno quiere confirmar hoy ante la sociedad vasca los compromisos anunciados y adquiridos en orden a defender y garantizar la capacidad de decidir de los vascos y vascas sobre su futuro en paz y en libertad.

– Una iniciativa política de actualización y renovación de nuestro sistema político de derechos y libertades. Una apuesta consciente por la evolución de nuestro autogobierno, respetando lo mucho que ya tiene de positivo y mejorando aquellos aspectos y cuestiones que durante estas décadas se ha podido comprobar que deben afianzarse y garantizarse.

– El ejercicio positivo y real de las facultades de reforma estatutaria que a este Gobierno corresponden según las reglas de juego vigentes en la actualidad en el Estatuto de Gernika, actuando así una iniciativa legal y legítima.

– Una renovación del pacto histórico de convivencia que a lo largo de los tiempos ha tenido diferentes manifestaciones. En definitiva promovemos en el inicio del siglo XXI nuestra identidad, con la afirmación integral del Pueblo Vasco como unidad sociológica y cultural y con la previsión de los instrumentos de relación y actuación interterritorial entre las distintas estructuras político-administrativas en que hoy día está organizado nuestro Pueblo.

– Una visión ciudadana de la proclamación y ejercicio de los derechos y libertades fundamentales de contenido claramente igualitario y solidario al predicarse para todas las personas que desarrollan su vida en Euskadi con independencia de su origen, pensamiento, sexo o cualquier otra condición.

– Otro compromiso -este a futuro- con nuestra sociedad, con cada uno de los hombres y mujeres que viven en Euskadi, para garantizarles individualmente el derecho principal a que puedan expresar su decisión y voluntad sobre este Proyecto de convivencia, mediante la convocatoria a tal fin de la consulta pertinente. En conclusión, la sola cita de estos eventos históricos coincidentes en la fecha de hoy, 25 de octubre, es demostrativa de la existencia y pervivencia en el tiempo de un conflicto político no resuelto sobre la identidad nacional de Euskadi y la búsqueda de fórmulas de convivencia en garantía y mejora de las condiciones de los y las ciudadanas que viven, trabajan y construyen su futuro en este País.

Representa también el día de hoy algo tan claro como que los derechos y libertades del Pueblo Vasco son previos y preexistentes a la actual Constitución española. La Constitución de 1978 ni concede ni crea derechos políticos al Pueblo Vasco, sino que los reconoce, ampara y respeta como derechos históricos, siendo esta la única interpretación posible y congruente de sus Disposiciones Adicional Primera y Derogatoria, apartado 2º.

En el proceso que hemos simbolizado en estos 25 de octubre tan alejados en el tiempo entre sí, se enmarca el actual Estatuto de Gernika. Dicho proceso le da su pleno significado como actualización convenida en este momento histórico determinado (1978/2004), de los derechos y libertades desarrollados y ejercidos por Euskadi. Y con esta perspectiva temporal en la que el Estatuto cobra su pleno y total significado, debemos también entender su capacidad de reforma y futura actualización que concreta la Propuesta aprobada por este Gobierno, promoviendo nuestra identidad e integridad como Pueblo y el compromiso claro e indubitado de que serán nuestros ciudadanos y ciudadanas, y sólo ellos y ellas, quienes decidirán su fututo en paz y en libertad».

EL CORREO, 26/10/2004