El ex lehendakari Juan José Ibarretxe despejó ayer las dudas que sobre su papel en el PNV habían emergido en los últimos días, tras su creciente protagonismo mediático, al relegar su futuro político al trabajo intelectual en el campo educativo.
«Hace ya un año y medio que opté por otro camino y estoy muy feliz», aseguró convincente, pese a insistir en la defensa del proyecto identitario que abanderó al frente del Gobierno. Según concretó, su reto para el año que viene se centra en «trabajar con un grupo de universidades», entre ellas la neoyorquina de Columbia, para seguir explicando y desarrollando un caso vasco que «interesa mucho».
Ibarretxe protagonizó en Bilbao la presentación de El futuro nos pertenece, el libro que recoge sus memorias políticas y del que ha redactado el epílogo. Un acto con el que recuperó el papel mediático, tan solo una semana después de reivindicar el denominado plan Ibarretxe con motivo de la defensa de su tesis doctoral. Pese a haberse ganado un hueco en la agenda política vasca, descartó cualquier intención de mantenerlo. «Mi trabajo continúa como buen embajador de este pueblo», afirmó, ante las decenas de personas que abarrotaban el salón de actos del Archivo Foral de la Diputación.
El ex lehendakari, sin embargo, se ratificó en su discurso identitario al reclamar como máximas del pueblo vasco su «derecho a decidir» y la necesidad de un nuevo marco jurídico. Demandas que, según recordó, fueron respaldadas por mayoría absoluta en el Parlamento vasco y rechazadas después en Madrid. En este punto, comparó la defensa de su proyecto ante el Congreso a la que realizó en su momento el primer presidente vasco, José Antonio Aguirre, y pronosticó que «llegará otro lehendakari», del que no aventuró identidad ni ideología, que defenderá la existencia del pueblo vasco y su derecho a decidir «libremente» su futuro.
A través de un discurso articulado en torno a cinco anécdotas de su trayectoria política, Ibarretxe repasó también sus esfuerzos en la negociación de las transferencias pendientes, una «tarea ingente que el PNV sigue haciendo», y cargó contra los Gobiernos centrales del PSOE y el PP. También contra ETA, aunque recalcó que su violencia nació en el siglo XX, mientras la abolición foral en el XIX. «No hay que mezclar ambas cosas. Más allá del terrorismo hay un problema político que hay que resolver», enfatizó.
En el epílogo de sus memorias, el predecesor del socialista Patxi López en Ajuria Enea emplaza al PNV a «ser valiente» para liderar la acción política, «sin temor al fracaso», planteando iniciativas que enlacen con el sentimiento «generalizado» de la sociedad vasca. A su juicio, el de que Euskadi «es un pueblo» y, por lo tanto, tiene el derecho a escribir el futuro «de su puño y letra». Según argumenta, el problema radica en su negación, que degenera en una falta de normalidad política y un conflicto cuya solución pasa por «dar la palabra a la sociedad».
Ibarretxe presentó ayer sus reflexiones ante un atento auditorio en el que se encontraban cargos del anterior Ejecutivo autónomo como Idoia Zenarruzabeitia, Joseba Azkarraga, Gabriel Inclán, Tontxu Campos o Javier Madrazo, y actuales mandatarios jeltzales como el diputado general, José Luis Bilbao, o la presidenta de las Juntas Generales de Vizcaya, Ana Madariaga. No asistió el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, quien ya la pasada semana tuvo un frío encuentro con Ibarretxe en la defensa de su tesis.
EL PAÍS, 3/11/2010