Miquel Giménez-Vozpópuli
- Cuando tratas con Sánchez sabes que, tarde o temprano, acabará jugándotela
Gabi Sanz hablaba ayer de la sustitución de Iceta, primer secretario del PSC, por Salvador Illa, que afirma ser ministro de sanidad y que es, eso sí, la mano derecha de Iceta en el partido. Hay gente en Ferraz, empezando por su antigua pareja de baile, Sánchez, pero también en el PSC, que ven a Illa como mejor candidato de cara a las autonómicas de febrero. Existen varios considerandos que esgrimen los fontaneros de Moncloa para justificar ese relevo abrupto y, digámoslo claramente, sin demasiado sentido. Se habla de que Iceta está quemado, de los malos resultados que le dan al PSC las encuestas, de su mala relación con Esquerra, en fin, una serie de cuestiones más que opinables que finalizan con un agradecimiento por los servicios prestados añadiendo que, a pesar de estos, hay que cambiar de caballo. Hasta aquí lo que, como decía Hermida, se dice, se comenta y se especula.
Si entramos en el fondo de la cuestión, Sánchez obra como tantos otros dictadores: mientras me ayudas a subir te quiero como a un hermano pero, una vez en la cima, me estorbas porque sabes demasiado y encima te crees con derecho a exigirme favores. Dios sabe que en ese terreno el de Moncloa ha correspondido con largueza a Iceta, colocando en cargos de singular relevancia a personas muy cercanas al primer secretario del PSC. Ahí tienen por vía de ejemplo tres casos: al nuevo presidente de Hispasat, el ex alcalde de Barcelona Jordi Hereu, a Pepe Montilla, ex President, en el consejo de administración de Enagás, o, a Isaías “Pancho” Taboas, presidente de Renfe. La compañía ferroviaria ha sido considerada desde siempre por el PSC como un feudo propio. Desde Mercè Sala a Raimon Martínez Fraile, los socialistas catalanes han visto en la cosa del raíl un suculento premio con el que repartir prebendas y gabelas. Un día, si quieren, hablamos del Museo del Ferrocarril y de quien trabaja ahí. Verán qué risa.
Iceta sabe que Sánchez le debe la secretaría general, que cuando nadie daba un duro por su futuro político, el PSC estuvo ahí apoyando, moviendo influencias, tratándolo como a una pop star, y, por descontado, asegurándole que Iceta tenía influencia y poder para asegurarle el voto republicano en el congreso. Decir ahora que existe una mala relación entre los de Junqueras e Iceta es tanto como afirmar que Raffaella Carrá cantaba gregoriano. Desde los primeros tripartitos, los de Esquerra y los socialistas se han llevado de manera regulera, unas veces mejor y otras peor, pero su colaboración es constante porque ambos tenían, tienen, un enemigo a batir: la antigua convergencia. Así que el argumento cae por sí solo.
Ninguno de los argumentos esgrimidos por quienes quieren cargarse al líder socialista catalán es suficientemente convincente. Por otra parte, el propio Iceta ya ha dicho que, salvo terremoto o ataque cardíaco, el candidato es él
Igual que Iceta esté más quemado que Illa. ¿Alguien cree que el ministro de los comités científicos inexistentes, de las oscuras compras de material a no se sabe muy bien quién, de las cifras manipuladas de muertos, está menos quemado que Iceta? ¿Really, Jorge? Todo lo contrario, si alguien se ha quemado, junto a Fernando Simón, es Illa. La gente asocia su cara de enfermo del hígado con lo peor de esta pesadilla por partida doble que estamos viviendo: la de la covid-19 y la del gobierno. Y el votante socialista en Cataluña, créanme, conozco el paño, no va a sentir más empatía por el ministro que con Iceta. Es más, si algún mérito tiene este es haber sacado al PSC de un pozo hondísimo en el que se metió por su total y absoluta ineficacia y ambigüedad. Quizá el resultado no sea espectacular, pero tengo claro que, sin Miquel, los socialistas catalanes estarían todos haciendo ganchillo y el PSC se habría reconvertido en una nave para almacenar chatarra.
No, ninguno de los argumentos esgrimidos en teoría por quienes quieren cargarse al líder socialista catalán es suficientemente convincente. Por otra parte, el propio Iceta ya ha dicho que, salvo terremoto o ataque cardíaco, el candidato es él. Entonces, ¿a qué tanto revuelo, qué sentido tiene agitar las aguas en una de las pocas cosas que, hasta ahora, parecían sólidas en el universo socialista? ¿Será Illa un nuevo Bruto? ¿Está Iceta condenado? ¿Por qué toda esta rumorología? ¿Sabe Sánchez lo que se juega enfrentándose a Iceta? E Iceta ¿sabe lo que se juega si se enfrenta a Sánchez?
Servidor tiene su hipótesis, pero prefiero a que se confirme. No tardaremos mucho. Todo depende de cierto alto cargo socialista que no es ni Sánchez, ni Illa ni Iceta. Y hasta aquí puedo leer.