El socialismo catalán cerró ayer su cónclave con una nueva ejecutiva pactada entre Miquel Iceta y Núria Parlon, que logró un 46% de los votos en las primarias internas de hace unos días, y una exigencia clara al PSOE en su camino hacia la reforma federal: «Queremos que Cataluña sea reconocida como nación, lo que nos consideramos».
«Nadie ha de ver en eso un riesgo para la unidad de España ni para la fraternidad de los españoles», prosiguió el primer secretario del PSC en un mensaje dirigido al resto de socialistas, de quien dijo no querer separarse «ni un milímetro» pese a las tensiones originadas por el no a Rajoy de los siete diputados catalanes en el Congreso. Es más, por la cita socialista de este fin de semana sólo han pasado dirigentes díscolos con la Gestora como la presidenta balear Francina Armengol, la líder de los socialistas en Euskadi Idoia Mendia (PSE), o el diputado Odón Elorza.
De hecho, el PSC ha aprovechado gran parte de su congreso para lanzar mensajes de unión al PSOE y pedir a la Gestora que reconsidere la posibilidad de expulsar a los catalanes de los órganos de gestión por contradecir el mandato del Comité Federal sobre la investidura. «No nos queremos desentender de España, queremos estar en el puente de mando, pero no aceptamos que algunos, por activa o por pasiva, nos expulsen del proyecto común del socialismo», aseguró ayer Iceta sobre las difíciles relaciones entre ambas formaciones.
«No me da miedo decir que me siento español, sobre todo si me quieren», añadió el primer secretario catalán tras decir que no se puede ser «socialista y excluyente».
Iceta también ha usado este congreso para reivindicar el perfil «catalanista» del partido y poner sus propias condiciones en el debate territorial con el resto de España: además del reconocimiento como «nación» –«debe ser una propuesta incluyente para no levantar recelos innecesarios», admitió– el líder del PSC pidió «un trato más justo y equitativo» a nivel fiscal, y habló de «sentimientos» para reivindicar la singularidad catalana. «Lo que hemos de encontrar es la manera en que sentimientos diferentes puedan convivir en libertad y que niveles diferentes de gobierno establezcan reglas libremente pactadas para evitar problemas», defendió en la clausura del cónclave socialista.
Todo a cambio de renunciar a la vía canadiense y apostarlo todo a la carta de la reforma federal de la Constitución, la directriz fijada por el PSOE en la Declaración de Granada de 2013.
El congreso también sirvió al PSC para cerrar sus heridas internas y exhibir una ejecutiva acordada entre los afines a de Iceta (54% de los militantes) y los partidarios de Parlon (el 46%) a altas horas de la madrugada y ratificada por un 88% de los militantes. Núria Marín, la alcaldesa de L’Hospitalet –la segunda ciudad catalana– se convierte en la nueva número dos de Iceta, mientras que el alcalde de Lleida, Àngel Ros, sigue como presidente aunque algunos querían que no repitiera por su pacto con Ciudadanos. Meritxell Batet, por su parte, será la encargada de la secretaría de Impulso Federal, Núria Parlon se ocupará de la política municipal y Salvador Illa, un destacado dirigente en el territorio, marcará la estrategia a seguir desde la secretaría de Organización.