Iglesias exige a Sánchez repartirse La Moncloa y quedarse con la vicepresidencia

ABC – 23/01/16

· Le impone al menos 5 ministros y una batería de medidas que incluye la consulta catalana.

· «La posibilidad que tiene Sánchez de ser presidente del Gobierno es una sonrisa del destino que él siempre tendrá que agradecer»
· «Precioso abrigo de pieles el que trae usted», le espetó a una periodista después de que esta le hiciera una pregunta incómoda.

«Tenemos voluntad de formar un Gobierno del cambio con el PSOE y con IU». Tras reunirse con el Rey, Pablo Iglesias dio ayer un giro radical a las negociaciones de investidura y lanzó una oferta de pacto a Pedro Sánchez, frente a las cámaras y mientras el líder socialista le tomaba el relevo en Zarzuela junto a Don Felipe.

Tras semanas de lanzar todo tipo de dardos a los socialistas por no sentarse a debatir, maquillar sus exigencias para mostrarse abiertos al diálogo y pedir a Pedro Sánchez que diera el «primer paso» para las negociaciones, el líder de Podemos decidió ayer sobrepasarlo y trató de erigirse como el instigador de un «gobierno del cambio» –como él mismo lo llamó–, que se formaría proporcionalmente según los resultados de las elecciones.

«Estoy dispuesto a trabajar desde ya con Pedro Sánchez y Alberto Garzón», dijo nada más empezar la rueda de prensa, aprovechando la afluencia de medios que aguardaban para conocer las claves de su encuentro con el Rey y a la que llegaba escoltado por el que sería su equipo de Gobierno –incluido el ex-Jemad Julio Rodríguez, que se quedó sin escaño–. «Entendemos que es razonable que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno y también es razonable que yo sea vicepresidente», señaló.

Una «sonrisa del destino»

Pero ese fue el gesto más cordial que ofreció a Sánchez. A partir de ahí, las palabras que le dedicó a quien le ofrecía que liderara su gobierno no fueron precisamente amables: «La posibilidad que tiene Sánchez de ser presidente del Gobierno es una sonrisa del destino que él siempre tendrá que agradecer», llegó a decir.

Iglesias había asegurado en campaña que no iba a entrar en un Ejecutivo presidido por el PSOE. Tras la oferta de ayer, defendió que la «correlación de fuerzas» que dejó el 20-D es «muy diferente» a la que se dio en autonomías y ayuntamientos, donde prohibió expresamente a sus dirigentes que aceptaran gobernar con los socialistas habiendo quedado por debajo. «Solo 300.000 votos» separaron al PSOE de Podemos, se justificó. «Las garantías para que haya un Gobierno del cambio es que nosotros estemos en ese Gobierno».

Iglesias recordó a Sánchez que tuvo cinco millones de votos. «Y nosotros también», añadió. «IU también ha tenido casi un millón de votos y tenemos que estar en el Gobierno todos», advirtió a Sánchez. «No está en condiciones de plantear un Gobierno exclusivo del PSOE». A la espera de la respuesta del secretario general socialista, que se enteraba de la oferta por Don Felipe, Iglesias dejó entrever el doble sentido de su ofrecimiento: «Ahora Sánchez tiene una oportunidad de demostrar quién manda en el PSOE».

Iglesias mencionó a algunos dirigentes socialistas –Susana Díaz o Alfonso Guerra– y les insistió en que no están en condiciones de presentar una alternativa a la suya «con líneas rojas». «En la primera ocasión que tuvieron, pactaron con PP y Ciudadanos. Les ofrecemos otra oportunidad, la pelota está en su tejado», se jactó.

El líder de Podemos alegó «responsabilidad institucional» para justificar que fuera el Monarca el primero en conocer su propuesta, que, según dijo, Don Felipe vio «razonable». «España no tiene por qué esperar a Mariano Rajoy», añadió.

Sobre la mesa, la propuesta de Iglesias: le impone a Sánchez al menos cinco ministros –entre los que incluye Economía, Interior, Política Exterior o Defensa, y coloca a IU al frente de una cartera, pese a tener solo dos de los 350 diputados del Congreso–, una «negociación en abierto», –dejando entrever incluso que sería televisada–, atender a la emergencia social, la reforma de la ley electoral, de la Justicia, blindar los derechos sociales incumpliendo el objetivo de déficit marcado por la UE si fuera necesario y prohibir las puertas giratorias vía ley. También propone que se pregunte a los ciudadanos mediante referéndum amparado en el artículo 92 si quieren «un cambio constitucional» y, si ese es el mandato que se acabe extrayendo de las urnas, «el PP no se podrá resistir», indicó.

Iglesias dijo verse con «talante» suficiente para arrastrar al PNV, ERC u otras fuerzas al «sí» y lograr así que cuadren las cuentas para su tripartito. Sobre la petición de abordar el «derecho a decidir» que lanzaron los nacionalistas vascos, Iglesias defendió que a su formación no le supone «ningún problema».

Referéndum

Tocaba hablar de consulta en Cataluña —el principal problema para ese acuerdo con el PSOE— e Iglesias no dudó en señalar que crearía un Ministerio de Plurinacionalidad, al frente del cual colocaría a En Comú Podem como «vencedor» de las elecciones en Cataluña. «Claro que defendemos que en Cataluña tiene que haber un referéndum, pero esa propuesta tendrá que debatirse con otras» –insistió a los periodistas– porque «no puede haber líneas rojas». Tras días en los que los portavoces de Podemos se dedicaban a esquivar la consulta, hasta la agrupación catalana de Podemos dijo de boca de su portavoz, Xavier Domènech, que le referéndum era «una propuesta» y que, como tal, «tendría que debatirse». Sin embargo, una vez lanzado el órdago y horas después de la rueda de prensa, En Comú Podem dejaba claro que no renunciarán a la consulta. En la nota que envió a los medios titulaban: «En Común Podemos asume el reto de crear un Gobierno del cambio que lleve a cabo el referéndum en Cataluña». Por si había dudas.

Arropado por los suyos, Iglesias se mostró arrogante, sobre todo con el PSOE, pero tratando de mantener un buen talante, satisfecho con la estrategia que había urdido. Pero la pregunta incómoda de una periodista le hizo perder el tono y salirse del guión aprendido: antes de comenzar a responderle, le espetó: «Precioso abrigo de pieles el que trae usted».

Si en Podemos siempre buscan sorprender con sus propuestas y escenificaciones, esta vez no iban a dejar pasar la oportunidad de ponerse por delante de un PSOE al que ven debilitado e intentar situarse por encima, independientemente del resultado que arrojaron las urnas. El número dos del partido, Íñigo Errejón, al frente de la secretaría política, puso en marcha la maquinaria estratégica en los últimos días y, poco a poco, el círculo de confianza del líder de Podemos fue dando forma a lo que querían que fuera un bombazo informativo. Fuentes del partido comentaban ayer que la discreción con la que Iglesias les pidió que llevaran la propuesta fue máxima: nada podía estropear el «golpe de efecto» que esperaban.

Pablo Iglesias se despidió de los periodistas asegurando que «un escenario de nuevas elecciones nunca es deseable». Pero con su órdago, hubo quien vio en su oferta a Pedro Sánchez su forma de dar el pistoletazo de una nueva campaña electoral.

ABC – 23/01/16