El PSOE acaba de perpetrar una nueva afrenta pública contra la sociedad española. Apenas un día después de que el Congreso de los Diputados haya dado vía libre a la proposición de ley socialista que pretende amnistiar a los responsables del procés (y condenar de ese modo a los ciudadanos decentes que padecimos su golpe contra la democracia española), el PSOE ha confirmado su desintegración definitiva como partido progresista y de Estado al pactar la Alcaldía de Pamplona con EH Bildu, esa excrecencia antidemocrática. Es, de momento, la última desvergüenza del PSOE de Sánchez.
El PSOE acaba de cerrar con el partido político que dirige Arnaldo Otegi el acuerdo para desalojar a UPN de la Alcaldía de Pamplona. El pacto para tramitar la moción de censura se produce apenas unos meses después de que Cristina Ibarrola, la candidata más votada, fuera investida alcaldesa con el apoyo de sus nueve concejales y los dos del PP. Joseba Asiron será el nuevo alcalde gracias al PSOE, que paga de este modo a la formación independentista, que sigue sin condenar a ETA, su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. Ni la acción criminal durante décadas por parte de ETA ni que EH Bildu siga sin condenar el terrorismo ni que decidiera incluir en sus listas electorales de las últimas elecciones municipales a 34 condenados por pertenencia y colaboración con la banda han impedido que el PSOE haya perpetrado esta nueva traición a la sociedad española. El PSOE prefiere a los proetarras que a la derecha democrática. Quizás tengan la esperanza de que el escándalo de la víspera se desvanezca con el del nuevo día; sin embargo, siendo tantos los que se acumulan, parece poco probable que la deriva populista del PSOE no termine más pronto que tarde con un varapalo histórico y quizás definitivo. Veremos cuánto es capaz de soportar la sociedad española.
Sánchez es un mentiroso compulsivo, carece de límites y únicamente se centra en ordenar sus tropelías en el tiempo, de modo que sus posibles efectos negativos se anulen unos a otros
El pacto se produce un mes después de que Pedro Sánchez recordara en el Congreso de los Diputados que UPN gobernaba Pamplona gracias a que el PSOE no dio sus votos al candidato de la formación proetarra. Como si fuera una proeza. Fue, sin duda, una amenaza cínica y un aviso a navegantes. Durante años, Sánchez repitió que «con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco o veinte veces», de la misma forma que prometió «no hacer descansar la gobernabilidad de España sobre los partidos independentistas», no indultar a los responsables del procés o no amnistiarlos después. Sánchez es un mentiroso compulsivo, carece de límites y únicamente se centra en ordenar sus tropelías en el tiempo, de modo que sus posibles efectos negativos se anulen unos a otros y, mientras tanto, pueda mantenerse en la Moncloa.
¿Amnistiar al PSOE?
Por si no fuera suficiente la desvergüenza y para que no haya dudas de en qué clase de partido se ha convertido el PSOE, el ministro Óscar Puente, para justificar la indecencia y en sede parlamentaria, acaba de calificar a EH Bildu, que no condena el terrorismo, desprecia y humilla a las víctimas de ETA y defiende la excarcelación de los asesinos, como «partido progresista y democrático». Y todo ello mientras conmina al PP a romper sus pactos con Vox.
El PSOE no va a cesar en su empeño de perpetuarse en el poder con el apoyo de todos los enemigos de España. Y lo siguiente puede ser cualquier cosa que imaginemos. Me pregunto si los ciudadanos amnistiarán al PSOE. Desde luego, no se lo merece.