IGNACIO MARCO-GARDOQUI-El Correo

Ayer me sentí provocador y titulé «Hay que subir los impuestos». Pensé que luego lo aclaraba, pero no fue así y recibí más palos que un pulpo antes de la ‘feira’. Con su permiso, lo preciso. El agujero que estamos abriendo en las cuentas públicas por la prolongación y la profundidad de la pandemia es de tal magnitud que mucho me temo que al final será necesario realizar un esfuerzo de aportación ciudadana. Pero con orden. El movimiento tiene que empezar por el sector público que, si en situación normal gastaba más de lo que debía, ahora resulta intolerable en esta tesitura extraordinaria. Revisar el gasto, eliminar duplicidades, analizar los resultados obtenidos… es la primera prioridad. Y si tenemos que desmontar tenderetes políticos que levantamos en otros momentos y por otras razones, pues los desmontamos. El dirigente que quiera un circo, que se pague los payasos. Ya vale.

Luego está la lucha contra el fraude. El Instituto de Estudios Económicos dejó claro ayer que en España quien paga impuestos los paga en términos de presión habituales en otros lares. El problema no se explica porque quien paga pague poco, sino porque hay muchos que no pagan. Es la segunda prioridad. Y la tercera consiste en no olvidar que todos los impuestos son contractivos de la actividad y ahora necesitamos lo contrario, expandirla. Por eso hay que ser cuidadosos y tocar aquellos que afectan menos a la demanda y esperar a que retorne a los niveles anteriores.

Una última reflexión. El estudio del IEE deja claro que Madrid y el País Vasco son las dos comunidades con una fiscalidad más amable. Si vamos a los niveles de renta, veremos que son también las dos con mayor renta, mayor PIB y mayor aportación per cápita. ¿Cuál es el orden? ¿Son las más ricas porque tienen los impuestos más livianos o son las comunidades con fiscalidad más liviana porque son las más ricas? No lo dude, ambas preguntas se contestan con un sí. ¿Tienen los peores sistemas de ayudas sociales, los Estados de Bienestar más endebles? Ambas preguntas se contestan con un no. Al contrario, son los más robustos. Pues a sacar conclusiones.

Y luego hay que evitar la emisión de globos sonda y mensajes contradictorios, algo en lo que este Gobierno se ha especializado. Pedro Sánchez y María Jesús Montero aseguran que van a subir los impuestos. Desde su candidatura en Madrid, Ángel Gabilondo promete que no los va a tocar. Y la vicepresidente Calviño cierra el círculo diciendo que ahora no y que ya veremos cuando sí. Una actitud que no es conveniente ni razonable. Ni siquiera ahora que andan todos despeinados con las elecciones en la capital.