ISABEL SAN SEBASTIÁN-ABC

  • Lejos de perjudicar a Sánchez, la moción de censura le brinda un balón de oxígeno y debilita a la alternativa

«Cuando tu enemigo se equivoca, no le distraigas». Si en Vox alguien hubiera tenido en cuenta esta máxima asentada en la sabiduría popular, jamás habrían presentado una moción de censura cuyo único beneficiario será Sánchez. Un presidente acorralado por los escándalos, enfrentado a su socio de Gobierno, incapaz de contener la escalada de precios que empobrece a los españoles y sentenciado en todas las encuestas fiables, a quien el partido de Abascal proporciona un balón de oxígeno con una iniciativa parlamentaria abocada de antemano al fracaso. «Qui prodest?». Los cálculos de la formación impulsora de este disparate apuntarían, supongo, a un beneficio electoral. Darían por hecho que la maniobra les otorgaría visibilidad en un momento de horas bajas, tras el descalabro de las autonómicas andaluzas y la posterior fuga de Olona. Lo cierto es, no obstante, que a tenor del último barómetro de GAD 3 los verdes retroceden hasta situarse en una horquilla de entre 37 y 39 escaños; es decir, catorce menos de los que ocupa, mientras el PP escala hasta un mínimo de 146 y un máximo de 150, frente a los 89 actuales y el PSOE frena su caída. Basta observar el júbilo que la moción ha suscitado en la Moncloa para concluir que el censurado se considera favorecido. ¡Enhorabuena!

Hasta el día en que Batet fije la celebración del preceptivo debate, cuando más convenga al PSOE, el nombre de Ramón Tamames restará espacio informativo a los casi seiscientos violadores y pederastas excarcelados en virtud de la ley del ‘solo sí es sí’, que sigue vigente y sin corregir porque Irene Montero se ha plantado ante un jefe del Ejecutivo impotente. Restará espacio informativo al caso del Tito Berni, diputado socialista hasta hace un par de semanas, que aprovechaba su acta para vender favores a empresarios y llevárselos de prostíbulos tras pasearlos por el Congreso, después de actuar de ponente en la comisión contra el fraude fiscal y respaldar con su voto la ley anti prostitución. Restará espacio informativo a ese engendro de ‘ley Trans’ aprobada con calzador, sin atender a las advertencias de los expertos ni a la experiencia de otros países que ya han dado marcha atrás. Restará espacio informativo al colapso de la Administración que sufren los ciudadanos, a la escalada de precios, a cuantos problemas reales genera este Gobierno de ineptos.

Incluso si el candidato Tamames logra hilar un gran discurso, tal como muchos esperan, el daño ya estará hecho. Por eso acierta Feijóo zafándose de este embrollo con una abstención. No caerá en la trampa que le tienden desde la izquierda, al invitarle a incurrir en el mismo error que cometió Casado embistiendo contra Abascal, ni tampoco respaldará una censura que, lejos de perjudicar a Sánchez, le brinda una oportunidad y debilita a la alternativa. Cuando tu aliado se equivoca, deja que lo haga solo.