José María Calleja, EL CORREO, 7/9/12
Un ministro del Interior, en activo y del PP, dice de un exministro del Interior del mismo partido que «sirve» a la banda terrorista que no quiero nombrar. Un exministro del Interior sostiene que el actual «ha cedido al chantaje de la banda» y «la fortalece» con sus decisiones. Jorge Fernández Díaz y Jaime Mayor Oreja están protagonizando un brutal enfrentamiento que tiene una lectura en clave de las diferencias que existen dentro del PP en política antiterrorista y en el diagnóstico del estado de la banda, pero que huele también a una segunda vuelta de los ataques lanzados contra Rajoy en 2008 por una parte de la derecha política y mediática. No lleva un año Rajoy en el Gobierno y ya ha conseguido que sus durísimas palabras contra Zapatero, «usted ha traicionado a los muertos», sean lanzadas ahora contra él por víctimas del terrorismo. El Gobierno de Rajoy va a excarcelar a presos de ETA, acercará a reclusos de la banda y hará, como en otros asuntos, todo aquello que criticó virulentamente cuando estaba en la oposición. Un sector de su partido, Oreja y Aguirre, no se lo perdona –aunque el exministro del Interior excarcelara y acercara en su día a presos de la banda– y ha desatado contra Rajoy un nuevo ataque de consecuencias impredecibles. Bildu, aplaude. La nefasta gestión realizada por el Gobierno con el caso del siniestro terrorista Bolinaga resume todo lo que no se debería haber hecho, escenifica el enfrentamiento dentro del PP, trasladado a la Justicia, y aporta ahora el estrambote del ministro Gallardón, que parece haber empezado una carrera desde que llegó al Gobierno para convertirse en alternativa por la derecha a Rajoy. Si el Gobierno entendía que había que poner en libertad al asesino, lo debería haber hecho desde un principio y habernos ahorrado este espectáculo. Por otra parte, no puede ser que dentro de un mismo partido existan posiciones tan enfrentadas en cuestiones vitales. Tampoco es sostenible que dentro del mismo Gobierno un ministro, el de Interior, diga una cosa, y otro, el de Justicia, la contraria, mientras Rajoy, para variar, calla. El etarra debería ser puesto en libertad condicional por su estado terminal, pero esta eventualidad no cerrará en absoluto la guerra que se ha reabierto dentro del PP. El sector que no se fía de Rajoy, como dijo en su día María San Gil, se lanza a degüello, en connivencia con baterías mediáticas, contra el presidente del Gobierno. Todo esto, cuando Rajoy no ha cumplido ni un año en el Gobierno.
José María Calleja, EL CORREO, 7/9/12