Intolerable ataque en Cataluña

ABC 22/05/14
EDITORIAL

· El ataque a Montoro y Sánchez Camacho por independentistas de ultraizquierda marca el nivel de intolerancia larvado en parte de la sociedad catalana desde que comenzó el disparate separatista

Un fallo en el dispositivo de seguridad (denunciado luego por el PP) posibilitó ayer el ataque de un grupo de ultraizquierda, que portaba banderas independentistas, contra el vehículo en el que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y la presidenta de los populares en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, salían de un mitin en Villanueva y Geltrú (Barcelona). Se trató de una acción violenta, preparada de antemano, en la que los dirigentes del PP se vieron sometidos durante minutos al lanzamiento de piedras, botellas y patadas, no solo mientras el vehículo estuvo detenido, sino cuando reemprendió la marcha.

Se trata de un hecho grave, sin encaje posible en una democracia moderna (sobre todo en época electoral) y que marca el nivel de intolerancia larvado en parte de esa sociedad desde que comenzó el proyecto soberanista liderado por Artur Mas. Han sido muchos los avisos que se han lanzado a las autoridades de la Generalitat sobre el irresponsable disparate que suponían los mensajes contra España planificados en los despachos oficiales para justificar el proyecto separatista. De aquellos polvos, los lodos de ayer…

Por eso fue oportuno el breve e intenso discurso pronunciado horas antes en Barcelona por el Rey, en el que instó a la última promoción de la Carrera Judicial a «tener presentes los principios, valores y derechos que la Constitución consagra y protege». Sus palabras tuvieron como testigo cualificado a Mas, lo que hizo que el acto fuera una ocasión propicia para la reflexión sobre el desafío separatista. Corona, Justicia, Constitución y Cataluña se dieron cita en una celebración aparentemente protocolaria, pero cargada de significado. El auditorio que escuchaba al Rey estaba formado por una nueva generación de jueces –mayoritariamente mujeres– cuya función constitucional es velar por la aplicación de la ley. El Estado de Derecho, la convivencia y el respeto a la legalidad dependen, cuando fallan las demás instancias políticas y sociales, del buen criterio de estos jueces, que van a administrar justicia en nombre del Rey, como representante de la unidad y continuidad del Estado. En este contexto de provocación a la legalidad constitucional, los jueces representan valores que no son ni pueden ser neutrales. Ayer vimos en el mitin de Montoro en Barcelona cómo entienden la democracia algunos separatistas, a pedradas y patadas, pero en un Estado de Derecho la convivencia y el respeto a las libertades solo son posibles cuando se cumple la ley. No hay democracia posible contra la Constitución ni existen derechos contra las leyes.