EL MUNDO 04/02/15
· Jordania clama venganza contra el Estado Islámico, tras el sádico final de su piloto, quemado vivo en una jaula, y anuncia la ejecución de seis yihadistas que mantenía presos
El autodenominado Estado Islámico publicitó ayer uno de sus crímenes más sádicos hasta la fecha. El vídeo, producido por su división mediática, muestra la agónica muerte del piloto Muaz Kasasbeh, capturado el pasado 24 de diciembre tras estrellarse su avión de combate en la provincia siria de Raqqa. Enfundado en un mono naranja, el militar de 26 años –rodeado de militantes encapuchados– es confinado en una jaula donde, minutos después, es quemado vivo.
El inhumano final acaeció el 3 de enero –confirmó el Gobierno jordano tras la difusión del vídeo–, semanas antes de que su nombre fuera mencionado por el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) para canjear a la terrorista iraquí Sayida Rishawi, condenada a muerte por su fallido ataque suicida contra un hotel de Amán en 2005. Los yihadistas habían unido además el destino del teniente Muaz al del periodista japonés Kenji Goto, cuya decapitación fue anunciada el pasado sábado.
«La respuesta de Jordania será terrible», advirtió ayer el ministro de Información, Mohamed Momani. «Quien dudaba de la barbarie del IS, aquí tiene la prueba […] y quien dudaba de la unidad de los jordanos, le demostraremos que se equivoca», agregó. Y el portavoz del Ejército, el general Mamduh al Amiri, clamó: «La venganza será proporcional al tamaño de la ira del pueblo jordano».
La réplica no tardó en materializarse. La monarquía hachemí –temerosa de que el desenlace del secuestro desate la discordia de las tribus que la respaldan y aumente el descontento popular por la participación del reino en la coalición internacional contra el IS– anunció que ejecutaría en la madrugada de este miércoles a Rishawi. El cadalso también ahogará a Ziad al Karbuli –un estrecho colaborador de Abu Musab al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak muerto en un ataque aéreo de EEUU en 2006– y a otros cuatro yihadistas presos en Jordania. Sus nombres habían sido citados por la prensa árabe como posibles beneficiarios de un intercambio para el que las autoridades jordanas siempre exigieron una prueba de vida del teniente.
Una demanda a la que los yihadistas nunca accedieron porque Muaz había sido vilmente asesinado semanas antes. El primero en vocear su atroz destino fue el administrador de una página de Facebook dedicada a denunciar las tropelías firmadas por el IS en su feudo de Raqqa. «Un grupo de militantes del IS está comentando con entusiasmo la ejecución del piloto jordano», tuiteó el activista el 8 de enero. Las declaraciones vertidas dos días antes por un militante en un vídeo difundido por el IS resuenan ahora como confirmación de su homicidio: «Nadie le obligó a venir. Merece morir». «El destino de este piloto, con permiso de Alá, es la muerte que sirva de lección a quienes quieran venir después de él», insiste otro pistolero en un vídeo fechado el 17 de enero. Los dos vídeos difundidos por el IS aventuraban un sino que hasta ayer la familia del piloto trataba de rehuir. «Rezamos a Alá para que salve su vida y le pedimos misericordia y bendiciones», confesó hace dos días a EL MUNDO Megdad Kasasbeh, primo del piloto. Ayer, vencido por el dolor, sólo hallaba palabras de agradecimiento para quienes han difundido su causa.
Con su maquiavélico juego de reloj, el IS trata de estrechar el cerco sobre el régimen de Abdalá II, quien ayer suspendió su periplo por EEUU y regresó a casa. «Quemando vivo al piloto, el IS busca provocar un enfrentamiento interno en Jordania, acorralar al rey y lograr una reacción durísima como puede ser la ejecución de presos yihadistas o incluso una acción armada del Ejército», señala a este diario Haizam Amirah Fernández, investigador del Real Instituto Elcano. El crimen de un piloto musulmán –devorado por las llamas– no socavará, advierte el experto en yihadismo Ayman al Tamimi, el apoyo social al IS. «Es poco probable que incomode a sus seguidores ni a su base ideológica porque hallarán justificación en la literatura islámica para convencer a quienes tienen reservas», arguye.