LA TRIBUNA DEL PAIS VASCO – 08/06/15
· Exdirector de “El Correo” y ABC, José Antonio Zarzalejos defiende en su último libro, “Mañana será tarde. Un diagnóstico valiente para un país imputado” (Editorial Planeta), que “en el futuro, ETA tiene que quedar como lo que ha sido: una banda terrorista, sin justificaciones”.
En esta obra, escrita durante nueve meses y que ya ha agotado su primera edición y está a punto de agotar también la segunda, Zarzalejos hace una radiografía de la “crisis sistémica” en la que, a su juicio, se encuentra sumida España pero, a la vez, pone el acento en que esta “difícil” situación “si se ataja a tiempo tiene solución. Lo que requiere son medidas de orden político, normativo y medidas extraordinarias de orden constitucional”, apunta en una entrevista concedida a “Vasco Press”.
El autor bilbaíno repasa en su libro, prologado por Antonio Muñoz Molina, la situación de España analizando cinco grandes temas: la corrupción, la Corona, la “prostitución” de los medios de comunicación, y los casos catalán y vasco. No obstante, aclara que “éste no es un libro de coyuntura, sino de largo recorrido porque ninguno de las cuestiones que se plantean se van a resolver de la noche a la mañana. Son de largo alcance y no he escrito este libro para comentarlos, sino que he hecho una indagación mucho más profunda con una proyección en el futuro inmediato”.
Con respecto al País Vasco, se felicita puesto que, “por fortuna, no se producen actos de violencia terrorista de ningún género y eso es un avance absolutamente sustancial e histórico”, pero incide en que “hace falta que la sociedad vasca se enfrente a la realidad de lo que ha sido su pasado reciente y cómo quiere proyectarse de cara a futuro”. En esa proyección de futuro, remarca que “hay que saber exactamente qué papel ha jugado ETA y como se califica”.
En este sentido, hace hincapié en que “ETA no es una organización patriótica que tuvo un conflicto con el Estado por intereses intangibles”, sino “una banda terrorista que asesinó más cuando más democracia y más autonomía había en el País Vasco y en el conjunto de España”. “Y, desde ese punto de vista, el relato que se escriba tiene que ser acorde con la realidad histórica de lo que sucedió y no con las ensoñaciones de la izquierda abertzale” apostilla.
Para Zarzalejos “es preciso también que haya una clarificación de zonas que ahora son opacas. Tenemos que saber judicialmente qué es lo que pasó con asesinatos que no sabemos su autoría, y tenemos que conocer quién y cómo se ha financiado ETA durante estas décadas. Y, finalmente, es absolutamente necesario que la normalización total venga por la entrega de las armas por parte de ETA y por su disolución definitiva con un arrepentimiento claro y un reconocimiento del daño causado a las víctimas”.
Aunque afincado en Madrid, el periodista bilbaíno asegura estar siguiendo la actualidad de la ponencia de paz y convivencia del Parlamento vasco y, en ese sentido, considera que “no se puede establecer equidistancias”, incidiendo en que “no es lo mismo ETA que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado” y en que “nunca hubo un conflicto entre el Estado y lo que ETA quería representar, que fue un fenómeno de delincuencia. En algunos casos fue delincuencia política, pero en muchos fue mera brutalidad”. Como ejemplo, pone los casos de “violencia selectiva con una brutalidad extraordinaria” de Miguel Angel Blanco y de Ortega Lara.
Zarzalejos considera que “no estamos todavía en momento de pasar de la tragedia a la comedia con la velocidad de vértigo con que lo hace ‘Ocho apellidos vascos’”, y utiliza la anécdota del filme “para tratar de explicar que la realidad de Euskadi es mucho más compleja que la que parece derivarse de esa amable comedia”.
En esta parte de “Mañana será tarde” también se refiere al desarme de ETA y al papel de la Comisión Internacional de Verificación, recordando que “España es un estado constitucional y de derecho” y que “tiene un sistema de libertades y de garantías”, razón por la cual “si ETA realmente quisiese deponer las armas sabe que puede hacerlo directamente con el Gobierno español y que el Gobierno español tiene instrumentos más que suficientes para verificar la certeza de la entrega de las armas y de su propia disolución”.
Según explica, “esos mediadores internacionales no dejan de ser una forma de internacionalizar lo que llaman ellos el conflicto y fijarse en modelos como Sudáfrica o Irlanda del Norte es mezclar churras con merinas. Forma parte de una escenificación que sólo le favorece a ETA y a la ética que quiere introducir en su planteamiento”, asegura.
En su libro, Zarzalejos aborda también el tema de la corrupción por parte de la clase política, constatando que tras “una gran holgura en el juicio ético y moral sobre” la misma en los años 90 y los primeros años del nuevo siglo, con la llegada de la crisis económica la “intolerancia” hacia ésta ha aumentado de modo “exponencial”. “Se han acabado los tiempos de contemporización y vienen los tiempos de exigencia”, sostiene, al mismo tiempo que también advierte sobre la “obligación de la sociedad española de sanearse a sí misma de sus propias corruptelas: la evasión de impuestos, la economía sumergida y la economía delictiva”.
El libro trata, por otra parte, la crisis en la que se encuentra inmersa la gran mayoría de los medios de comunicación y hace hincapié en la importancia del papel de los mismos como “reequilibradores” y “contrapoderes” para la existencia de una “democracia sana”. En este sentido, apunta a que “esa crisis es importante que se supere lo antes posible porque, si no, nos encontraríamos ante una sociedad sin recursos críticos con los poderes de todo signo”.
LA TRIBUNA DEL PAIS VASCO – 08/06/15