EL MUNDO – 07/01/16
· La división en el independentismo se plasma en las convocatorias para evitar las elecciones.
· Todos los partidos catalanes dan por hecho que habrá nuevas elecciones.
Pero como ninguno de ellos quiere aparecer como el culpable de la desunión del independentismo y del golpe al proceso soberanista, escenificarán hasta última hora que siguen negociando. Sobre el papel, la última oportunidad para el pacto tendrá lugar hoy, en una reunión en el Parlament entre Junts pel Sí y la CUP de la que nadie espera grandes cambios.
El acuerdo es imposible de facto porque las dos partes enfrentadas se han enrocado en sus posiciones. La CUP, en su veto a Artur Mas; el presidente de la Generalitat en funciones, en su renuncia a echarse a un lado para propiciar la investidura de otro diputado de Junts pel Sí y el inicio de la legislatura.
Además, el discurso de Mas del pasado martes, en el que acusó a la CUP de no tener «sentido de país» y buscar la «hiperrevolución», ofendió a los diputados antisistema por su dureza. Anna Gabriel, cabeza visible de la oposición al president en el Parlament, criticó «el vocabulario agresivo y la falta de respeto absoluto hacia el espacio político» de la izquierda independentista.
Aunque no se espere nada del encuentro de mañana, que se celebrará en el Parlament, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) convocó ayer concentraciones para «exigir un acuerdo» a los diputados independentistas, tras el fracaso de las negociaciones. Las manifestaciones tendrán lugar en la plaza del Vi de Gerona y en la de Sant Jaume de Barcelona, donde se encuentra la sede de la Generalitat.
Pero ni siquiera esos actos van a estar libres de enfrentamientos entre independentistas. Mientras que la ANC se limita a pedir un acuerdo en genérico, grupos cercanos a la CUP promueven concentraciones a la misma hora frente a todos los ayuntamientos catalanes, pero con el lema Mas deja paso, para tratar de que el president en funciones se aparte. La plaza de Sant Jaume es también la sede del Ayuntamiento de Barcelona, así que ambos grupos cruzarán consignas.
De hecho, la ANC ha levantado ampollas en los últimos días entre los sectores independentistas menos cercanos a Convergència, que le reprochan una identificación creciente con las tesis de ese partido y con la defensa de Mas.
Entre tanto, la división interna en la CUP sigue provocando reacciones. Tras la dimisión de Antonio Baños, número uno de la lista en las últimas elecciones, ayer fue la corriente Poble Lliure quien criticó la decisión del partido.
Ese sector, que votó a favor de la investidura de Mas en todas las reuniones decisorias, calificó ayer de «error grave» la decisión de la CUP, porque «incumple la promesa electoral de ser el acelerador y la garantía del proceso independentista» y de que, si los antisistemas eran decisivos, se proclamaría la República Catalana. Añadieron que la repetición de las elecciones, prevista para el 6 de marzo, «pone en peligro la acumulación de fuerzas obtenida por el movimiento independentista hasta el 27-S».
La reunión de hoy en el Parlament coincidirá con el que probablemente será el último pleno de la legislatura, que está convocado para elegir a los ocho senadores de designación autonómica. Pese a que se trata de un trámite ordinario, será la primera vez que los diputados de Junts pel Sí y la CUP se encuentren en el hemiciclo tras el no definitivo a Mas de los anticapitalistas.
EL MUNDO – 07/01/16