Daniel Portero, LA RAZÓN, 8/4/12
El 29 de marzo se produjeron dos hechos muy significativos. Uno es público y notorio ya que el Tribunal Constitucional confirmó la «doctrina Parot». El otro es muy diferente y parece una compensación. Ese mismo día se acercó desde la cárcel de Sevilla II hasta la de Basauri (Vizcaya) al etarra Gogorza Otaegi, quien forma parte del núcleo duro de los presos de ETA pero, también, del grupo de los 15 supuestos enfermos que la asociación abertzale Jaiki Hadi reclama sean excarcelados. Algo parecido ocurrió el pasado noviembre con el miembro de ETA Txus Martín quien, además de ser considerado un enfermo psicológico del grupo de los 15, fue también trasladado a la cárcel de Basauri y, en plenas fiestas navideñas, enviado a la cárcel de lujo de Zaballa (Álava). ETA sabe que este Gobierno no quiere negociar, pero confía en pequeños gestos a favor de sus presos. En su ultimo comunicado, la banda abrió por primera vez la puerta a que sus reclusos justificaran, en situaciones de «enfermedad», su traslado al País Vasco, rompiendo así la disciplina de cohesión. Ésta es la estrategia que se inició con el Gobierno de Zapatero y de la que parece que el nuevo Gobierno aún no se ha enterado o no quiere enterarse. Dado que los presos de la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) han sido expulsados y repudiados por el Colectivo de Presos de ETA –y sus familias están siendo menospreciadas por el resto de miembros de otras familias de presos etarras–, la estrategia consiste ahora en aplicar la denominada «vía Basauri»: acercar al preso antes a la cárcel de Basauri, alegando algún tipo de enfermedad habitualmente mental, para que posteriormente, pasado poco tiempo, sea trasladado, sin casi publicidad, a la nueva prisión de Vitoria (Zaballa), también estigmatizada por ETA. Lo increíble es que la enfermedad que alega el tal Gogorza Otaegi es trastorno obsesivo compulsivo que, parece ser, le ha creado una fecundación in vitro de su novia en otra cárcel francesa. Me pregunto si su obsesión proviene de conocer si la fecundación lo acredita o no como padre de la futura criatura.
Lo increíble es que el mismo día 30 de marzo un alto responsable de Instituciones Penitenciarias llamara personalmente a la cárcel de Basauri para saber cómo había llegado el terrorista a su nuevo destino. Mucho me temo que Gogorza –que no ha condenado los atentados de ETA ni ha pedido perdón a las víctimas– acabe también (al igual que Txus Martin) en la cárcel de súper lujo de Zaballa que, en su momento, Zapatero había previsto para acercar a los presos de ETA y así poder cumplir con su parte en la negociación. El Gobierno tiene la oportunidad de cortar este acercamiento encubierto que no cumple con la Ley ni con el Estado de Derecho.
Daniel Portero, LA RAZÓN, 8/4/12