EL CORREO 24/09/13
· El líder de Unió deja claro a Artur Mas que no le seguirá en su apuesta por la secesión y aboga por una ‘tercera vía’ para Cataluña
· El veterano político catalán no está por dar su apoyo a unas elecciones plebiscitarias
Era un secreto a voces, pero desde ayer se trata de un posicionamiento público, y además por escrito. Unió Democràtica (UDC), el socio menor de la coalición CiU, no secundará a sus aliados de Convergencia (CDC) ni al president Artur Mas en su apuesta por la secesión de Cataluña.
Josep Antoni Duran Lleida, presidente del comité de gobierno de la formación democristiana, lanzó su advertencia en un artículo de opinión titulado ‘¡Ahora, consulta! ¿Después…?’, publicado por ‘La Vanguardia’ en su edición de ayer. En el texto, el también portavoz de la minoría catalana en el Congreso aboga por una ‘tercera vía’ entre el actual estatus y la independencia para el Principado.
Hechos y dudas
Duran, un político con una larga trayectoria a sus espaldas y un consumado negociador, evita cuidadosamente colocar todas sus cartas sobre la mesa. Por ejemplo, renuncia a detallar en qué consistiría esa ‘tercera vía’ en clave confederal que promete al electorado. Aun así, deja claras varias cuestiones.
El dirigente socialcristiano exige que se pueda celebrar una consulta de carácter legal, como solicitan la totalidad de las fuerzas políticas catalanas, con la excepción del Partido Popular y de Ciutadans. En este sentido, emplaza al Gobierno de Rajoy –sin citarlo expresamente– a actuar con inteligencia y flexibilidad, y a dejar de apostar por el blanco o el negro como ha hecho hasta ahora. Por último, subraya su absoluto rechazo a una declaración unilateral de independencia que, entiende, dejaría a Cataluña ‘aislada del mundo’ durante un largo período de tiempo.
En otras palabras, que si los gobiernos de Madrid y Barcelona no se ponen de acuerdo sobre la consulta legal en las discretas conversaciones que han abierto hace escasas semanas, Duran no está por la labor de respaldar la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias, como tienen pactado CiU y ERC. Unos comicios a los que los partidos se presentarían enarbolando únicamente la bandera del ‘sí’ o el ‘no’ a la secesión, lo que el día después permitiría sumar el número de partidarios y el de detractores de la independencia.
Otro dolor de cabeza, pues, para el presidente de la Generalitat y su partido, Convergencia, metidos en un callejón de muy difícil salida. Si no siguen adelante con la ‘hoja de ruta’ soberanista pactada con ERC, los republicanos de Oriol Junqueras les retirarán su apoyo y el Gobierno de Mas quedará en una peligrosa situación de minoría parlamentaria y debería buscar un salvavidas al que asirse, que muy posiblemente solo podría ser el PSC de Pere Navarro. Si lo hace, los días de la coalición estarían contados.
Treinta y cinco años
Convergencia i Unió viajan en el mismo autobús político desde el restablecimiento de la democracia en España. Pese a las numerosas fricciones surgidas entre ellos en estas tres décadas y media, ninguno de los socios se ha atrevido a liquidar la alianza y a concurrir a unas elecciones en solitario.
Pese a los malos resultados obtenidos en las elecciones anticipadas de hace un año con las que Mas intentó sin éxito beneficiarse del clamor que supuso la gran manifestación de la Diada 2012, CiU es todavía la primera fuerza de Cataluña con 50 escaños por 21 de ERC, segunda. De ese medio centenar de parlamentarios, casi un tercio (16) son militantes de UDC.
Las últimas encuestas vaticinan que, de convocarse de nuevo a los catalanes a las urnas, ERC pasaría a ser la primera fuerza por delante de CiU. Si la coalición se rompiera, las perspectivas para Convergencia serían peores y las de Unió, una incógnita mayor.
Ambos socios no están de acuerdo ni en cómo presentarse a las europeas de 2014. Como adelantó este periódico tras la Diada, CDC quiere una ‘plancha’ de personalidades a favor del derecho a decidir apoyada por todos los grupos nacionalistas. ERC no ha contestado, aunque parece no verlo claro. Unió lo rechaza y prefiere repetir entente con CiU junto al PNV y a los nacionalistras canarios. Los jeltzales aguardan sin descartar nada porque juzgan vital mantener su presencia en Estrasburgo.