La agenda de Rajoy

Editorial, LA VANGUARDIA, 29/11/11

UNA de las mentiras que la izquierda ha propagado más en los últimos tiempos sobre Mariano Rajoy es que el futuro presidente del Gobierno es un vago. Que detrás de una persona a la que le gusta, cuando puede, fumarse uno o varios puros se escondía alguien que siempre que podía se desentendía de los problemas hasta dejar que se pudrieran, llegaba tarde a su despacho de la calle Génova y cuya afición no era el trabajo, sino seguir el deporte por televisión. Se trataba de situar en el imaginario colectivo un perfil que diera respuesta automática a los silencios de cualquier gobernante, o bien que diera por supuesto que si no sabemos nada de lo que está haciendo estos días Mariano Rajoy es, sencillamente, porque no hace nada. Lo cierto es que la verdad es menos llamativa que la infamia, como sucede muchas veces. La agenda del ganador de las elecciones se ha dividido en cuatro semanas –tantas como hay hasta el 19 de diciembre– hasta la investidura. La pasada fue de conversaciones con líderes internacionales (más de una veintena), con el presidente del Gobierno en funciones y con los principales banqueros del país. Además de la puesta en marcha del traspaso de poderes, la preparación de la reunión del Ecofin de esta semana y la cumbre europea del día 7. Esta semana se reunirá, en principio por separado, con la CEOE, con UGT y con CC.OO., a los que expresará sus primeras ideas sobre la reforma laboral que considera prioritaria y de la que ya maneja papeles. Esta carpeta está literalmente encima de su mesa junto a otras tres: Europa, déficit del Estado –alarma por si llega al 8% cuando el compromiso era del 6%– y sistema financiero. La semana próxima viajará a Marsella, donde se verá con los líderes europeos de su familia política. Objetivo: convencerles de que para los países que cumplan –España tendría que llegar al 4,4% en el 2012– debería haber un sistema para que los diferenciales de deuda de la prima desaparezcan. Y, por en medio, el gobierno, cuya estructura –supresión de ministerios incluida– ya está prácticamente resuelta, y contactos con CiU y PNV. También algunas horas del fin de semana en el despacho.

Editorial, LA VANGUARDIA, 29/11/11