Tonia Etxarri-El Correo

El Parlamento debatirá hoy la investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, mientras el PSOE y Sumar intensifican sus negociaciones con los partidos soberanistas para que Pedro Sánchez pueda seguir en La Moncloa. Necesitan avanzar en las cesiones que les exigen sus posibles socios para evitar un gobierno de centroderecha a toda costa, a cambio de una amnistía como el principio del despropósito nacionalista catalán. Luego vendrá la autodeterminación; más adelante, la soberanía. La palabra innombrable para Sánchez (amnistía) a buen seguro que formará parte del núcleo del discurso de Feijóo. Con la reafirmación conseguida tras el respaldo multitudinario en la calle el pasado domingo en contra de esa medida de gracia –«tan difícil de comprender» en un Estado de Derecho, según el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Aragón–, Feijóo comparecerá para defender su investidura sin visos de prosperar, salvo sorpresas. Pero con la autoridad moral de quien, habiendo ganado las elecciones, se juega su liderazgo en clave interna y para todos los ciudadanos. Para esos más de once millones de votantes de centroderecha que esperan de él un discurso de proyecto de país. De ese liderazgo cimentado en la defensa de los principios, en contraposición a la ausencia de ellos de un líder socialista que es capaz de desmentirse a sí mismo a la velocidad de la luz, se espera un discurso de alternativa a la izquierda populista-comunista no sólo económico. Sobre todo, político en un momento de desafío secesionista para capitalizar el descontento social de tantos ciudadanos contra las concesiones de Pedro Sánchez.

Tendrá que pasar el Rubicón. Y decidir qué hacer con Vox. A Feijóo se le exige que prescinda del partido de Abascal. Sin embargo, los votantes de Sánchez no cuestionan sus alianzas con los ‘destroyer’ de la Constitución, aunque la posible amnistía para los implicados en el ‘procés’ ha abierto una fractura interna en la familia socialista desde el ‘no’ de los fundadores del partido en democracia. El PSOE es consciente, a pesar del disimulo de su propaganda, de que el PP ostenta la mayoría absoluta en el Senado, gobierna en doce comunidades autónomas (más Ceuta y Melilla) y ha ganado un considerable despliegue de poder municipal. Y que acaba de demostrar un poder de convocatoria en la calle que ahora los socialistas no podrían permitirse. Resulta inimaginable una manifestación a favor de la amnistía. Sánchez, a pesar de mostrar su desdén hacia cualquier movilización de la oposición, sabe que el PP puede complicarle una legislatura en la que dependa de los caprichos del extorsionador que se fugó del país para no dar la cara ante la Justicia.

Pedro Sánchez se presentará impaciente en la investidura de Feijóo, aguardando su turno. Y hablando de las mentiras de la derecha. A él le da lo mismo el artículo 155 de la Constitución (que suscribió) que la autodeterminación. Su proyecto no es otro que seguir en el poder.