Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

Una vez conseguida la amnistía –ERC asegura que se pactó en agosto– tras doblegar la tradicional resistencia del PSOE –la última votación fue hace solo un año– a admitir las lenguas cooficiales en los debates del Congreso, y tras conseguir que el Gobierno hiciese poco menos que el ridículo con la petición de homologar el catalán, el euskera y el gallego con las con las 24 lenguas oficiales de la UE, los independentistas catalanes pasaron de pantalla y empezaron a pedir dinero. La cifra es un esperpento –450.000 millones de euros– y su justificación inexistente al carecer del mínimo soporte técnico, per, ¿puede alguien garantizar que no la obtendrán? El afán de Sánchez por viajar en el asiento del Falcon y dormir en el colchón de La Moncloa es lo suficientemente grande como para decir hoy, y sin ruborizarse, lo contrario de lo que dijo ayer y ceder, sin pudor, lo que siempre prometió que nunca cedería. Sus intereses particulares están hoy situados muy por encima de los generales del país, así que todo es posible.

Pero ¿cuánto le debemos a Cataluña? Nada. Nada en absoluto. Hemos hablado ya de la dificultad casi insuperable de regionalizar el gasto del Estado, pero hay más. A Cataluña no se le debe nada porque Cataluña no paga impuestos. Los pagan los catalanes en función de su renta y de su patrimonio. ¿Pagan más que el resto de españoles? Sí, pero si desean dejar de hacerlo, han de dirigir la queja al Palau del Govern, en la Plaza de Sant Jaume y no a la Delegación de Hacienda estatal, en la Plaza del Doctor Letamendi. La legislación de los tributos comunes es idéntica y lo que cambia y, en general, los sube es el tramo autonómico que regulan ellos mismos. Es decir una renta media o una alta en Cataluña paga lo mismo por el tramo común que una renta media o una alta en cualquier otro lugar de España. Como en Cataluña las rentas medias y altas suponen un porcentaje superior a la media española, pues allí se recauda más.

¿Propone alguien bajarles la presión fiscal a esas rentas? No, claro. Nuestros insomnes progresistas no tienen empacho en elevar la progresividad de los impuestos, cuando se refieren a las personas individuales, pero claman escandalizados cuando se refiere a las agrupaciones de ellos en autonomías. No me diga que no es curioso. Ahora insisten en que les debemos dinero. ¿Quién y a quiénes? ¿Les deben dinero los andaluces o los aragoneses de rentas bajas, medias y altas a los catalanes de rentas medias y altas? A los de rentas bajas imagino que no, pues no pagan esos impuestos en ningún lugar.

¿De verdad exigen eso? ¿Se imagina que lo consigan? ¿Cómo vendería el Gobierno semejante rueda de molino? De momento no habla de eso. Sin duda sería peligroso, pues se trata de material altamente inflamable. Pero teniendo en cuenta quienes negocian todo no sé si ese silencio es síntoma de astucia procesal y aflorará a su debido momento –por ejemplo cuando no se pueda cumplir con la autodeterminación–, o de calculada prudencia y llegará cuando amaine el ruido de la amnistía.