Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Cada vez que el Gobierno se encuentra en dificultades para explicar sus vaivenes negociadores, sus cambios de opinión y los movimientos histéricos de sus rayas rojas, es decir, cada vez que algún periodista le pregunta por la amnistía -derrotada ayer en el Congreso a manos de sus beneficiarios- utiliza en su defensa los datos del PIB y del empleo. Los poquísimos miembros del partido que piensan le dicen que así, con espectáculos como los que suceden cada vez que lega una votación en el Congreso, no se puede ir muy lejos ni se puede mantener en pié toda una legislatura. Pero el genio Tezanos le ha dicho que los datos económicos son excelentes y son los que preocupan de verdad a la ciudadanía. Todo lo demás, los indultos concedidos, las malversaciones consentidas, la sedición perdonada, los dineros transferidos, las deudas condonadas, el perdón del terrorismo ‘bonachón’ y ahora la amnistía que nos hermana son meros juegos florales para entretenimiento del pueblo y disgusto de los políticos y los periodistas que habitamos, sin pagar alquiler, en la fachosfera.
Entonces, ¿quedamos en que España va bien? Vamos a ver. Si se fija solo en las cifras globales es cierto que España va bien. Ha crecido un 2,5% en 2023, que es más de lo que todos esperábamos. El responsable es la bonanza del consumo interno, al que no le asustan los precios y se apoya en el imparable gasto público y en el turismo, que han crecido, y en la demanda externa que se ha mantenido. ¿La decepción? Pues la inversión que es la que define el crecimiento del futuro y que ha decrecido de manera general. Ojo a esta variable, cuya depresión no permite esperar ganancias de productividad que, sin duda, es lo que necesitamos.Y ha creado empleo a la vez que reducido el paro. Si está en el lado correcto del muro y es de los que entrevista Tezanos deje de pensar y confórmese con eso. Pero si tiene la mala suerte de disponer de un espíritu crítico recuerde algunas cosas que deslucen el escenario y funden algunas bombillas.
El empleo va bien según donde. Mientras en el sector privado languidece, el empleo público está exultante. El número de funcionarios desde que Sánchez llegó a La Moncloa ha crecido en 520.000 a un ritmo que duplica al de la afiliación general. No son pocos. Son muchos -uno de cada cuatro- y hoy estarán todos contentos pues van a recibir un 0,5% más de salario. Claro que el propio Gobierno acaba de descubrir, con un cambio del metodología, a 300.000 funcionarios que estaban ocultos. ¿Algún responsable? Qué cosas tiene usted. Así no saldrá nunca de la fachosfera.