VICTORIA PREGO, EL MUNDO – 05/12/14
· La derogación de la doctrina Parot fue el trago amargo que tuvimos que pasar en 2013 los demócratas españoles y muy especialmente las víctimas del terrorismo. Porque fue entonces cuando empezamos a ver cómo salían en libertad los grandes asesinos de ETA, uno tras otro.
Ahora asistimos a una repetición de aquel espectáculo tremendo. Ahora las fotos de los etarras libres vuelven a ser noticia. Pero esta vez es la Audiencia Nacional la que nos ha obsequiado con un comportamiento insólito e incomprensible por más que sea del todo legal. Será legal, pero no es tolerable que una sección de la Audiencia considere que hay que computar a los terroristas los años de cárcel pasados en Francia y, en consecuencia, ponga en libertad a individuos como ‘Santi Potros’, con condenas que suman más de 3.000 años de prisión, y haya otra sección que considera lo contrario y no aplique el mismo criterio.
Lo más sangrante es que se celebró un pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia para dirimir el asunto y el resultado fue de nueve votos a favor de computar los años de cárcel pasados fuera de España y nueve votos en contra. Esto es lo que no es tolerable. No lo es que el presidente de esa Sala, Fernando Grande–Marlaska, se haya comportado como un dontancredo y haya permitido que el pleno se cerrara en esas condiciones. Era su obligación haberse esforzado hasta el infinito para conseguir superar esa división de opiniones, que produce un efecto deplorable entre la opinión pública, y haber conseguido un criterio único al que se sometieran todos los jueces de la Sala.
Sobre todo porque justamente anteayer entró en vigor una ley que dificulta grandemente que se aplique con libertad ese cómputo de las penas. En definitiva, era posible dejar en prisión unos pocos años más a unos individuos que merecen mucha más condena de la que iban, en todo caso, a cumplir. Porque estamos hablando de sujetos que han destrozado muchas vidas y que han hecho un daño infinito a toda la sociedad.
La Fiscalía va a recurrir ante el Supremo la decisión de la sección primera de la Audiencia pero ése es un magro consuelo porque los terroristas que han pisado la calle se pondrán a resguardo y ya no será posible encarcelarlos de nuevo. Naturalmente, ahora hay otros 50 etarras pidiendo beneficiarse de la bicoca aplicada a sus compañeros de crimen. El comportamiento de la Audiencia Nacional es por eso de una extrema frivolidad y demuestra un desprecio olímpico hacia los ciudadanos y hacia su derecho a vivir con la certeza de que cuentan con unos jueces justos y ecuánimes pero también respetuosos con la sociedad a la que sirven impartiendo justicia.
VICTORIA PREGO, EL MUNDO – 05/12/14