EL MUNDO 17/06/14
La Audiencia Nacional ha dictado una sentencia en la que reconoce el «claro desinterés» del etarra arrepentido Valentín Lasarte por colaborar con la Justicia en sus comparecencias como testigo en los juicios.
La sentencia condena por asesinato a su compañero de comando Juan Ramón Carasatorre empleando para ello dos pruebas clave: unas huellas y la confesión de Lasarte tras su arresto. Para esto último, la Sección Segunda ha tenido que sortear la desmemoria y los reparos del etarra en el juicio contra su ex compañero. El tribunal tiene en cuenta que, aunque no quiso aportar detalles del atentado, Lasarte no llegó al punto de retractarse de la declaración-confesión que prestó ante el juez. «La Sala tiene en cuenta la declaración del coimputado que compareció como testigo en el acto del juicio oral, Valentín Lasarte, quien en su declaración ante el tribunal en la fase del plenario manifestó refiriéndose a sus declaraciones anteriores en el juzgado, que no recordaba los detalles precisos de las acciones, pero sin retractarse de sus anteriores declaraciones», dice la sentencia de los magistrados Concepción Espejel (presidenta), José Ricardo de Prada (ponente) y Julio de Diego.
Sobre la actitud del etarra arrepentido, el tribunal parece comprensivo. «La falta de contundencia y el claro desinterés del testigo por declarar es perfectamente inteligible y explicable por su posición en el proceso y respecto de la organización ETA y de sus miembros, de la que se separó y respecto de la que mantiene una posición discrepante, como también en otro plano por sus circunstancias de alejamiento personal del significado que tuvieron en su momento las acciones delictivas en las que participó en el pasado».
Sin embargo, añaden los magistrados, eso no supone que sus declaraciones ante el juez «no tengan valor como elemento de reconocimiento y al menos de no retractación […] incluso en el momento en que relató que durante su detención policial fue objeto de presiones y amenazas».
El comportamiento de Lasarte en los juicios ha sido relevante en su evolución penitenciaria. Como el resto de presos que se acogieron a la víaNanclares, Lasarte abandonó ETA, condenó el terrorismo y pidió perdón. Sin embargo, el juzgado se resistió a concederle permisos dado su historial y su indecisión a la hora de aclarar los atentados cuando le tocaba testificar en un juicio. Lasarte comenzó entonces a colaborar de manera más clara, esa objeción desapareció y los permisos le llegaron por decisión de la Sala, contra el criterio de Prisiones, del fiscal y del juez de vigilancia. Precisamente el pasado domingo terminó de disfrutar el último de sus permisos.
La sentencia condena a Carasatorre a 30 años y medio por el asesinato en 1995 del brigada del Ejército Mariano de Juan Santamaría junto al cuartel donostiarra de Loyola.