Ayer tuvo lugar la toma de posesión de Alfonso Mañueco como presidente de Castilla y León. El nuevo, ma non troppo, presidente estuvo arropado por el expresidente Mariano Rajoy, Cuca Gamarra y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El vicepresidente, Juan Gallardo, tuvo el apoyo de Santiago Abascal y por parte del Gobierno acudió lo más barato que tenía en existencias Pedro Sánchez: la ministra de Educación, Pilar Alegría, que aprovechó la coyuntura para decir que “hoy es un día triste y difícil para la democracia” y que “este Gobierno de ultraderecha lo ha autorizado el señor Feijóo, que ha hecho lo imposible por no estar aquí”.
En esto último tiene razón, las cosas como son, porque si hay una excusa tonta es la que puso el ausente, un problema de agenda por ¡una reunión con los secretarios generales de CCOO y UGT! Asombroso. Era un comentario exacto el de Abascal: “No había un sitio en España más importante que estar aquí”. Total que ya se veía y se anunció con su ausencia en la sesión de investidura y es, un error y una banalidad. Ahora que acabamos de pasar la Semana Santa, hemos tenido ocasión de ver varias películas basadas en el Nuevo Testamento y en buena parte de ellas oír el consejo atinado de Jesús a Judas en la última cena: “Lo que vas a hacer hazlo pronto” (Juan, 13:29).
Este era un consejo muy apropiado para Alberto Núñez Feijóo. El efecto que lleva su nombre no crecerá tanto como para darle una mayoría absoluta, cuando quiera que el psicópata de la Moncloa convoque los comicios. Por mucho que retrase el lance, ahí estará esperándolo el PSOE, para recordarle su apoyo a la investidura y el Gobierno de coalición que ayer arrancaba la legislatura. La izquierda, ya lo tengo dicho, practica con virtuosismo el arte de pasar varias veces al cobro una misma factura. La foto que tanto se ha empeñado en evitar era puro trámite.
El portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, también se empleó contra el acto de toma de posesión, en un gesto bastante absurdo. A su partido le han estado afeando la foto que Albert Rivera se hizo con Pablo Casado y Santiago Abascal, la famosa foto de Colón el 10 de febrero de 2019, que no han parado de restregarles Sánchez, Lastra, Idoia Mendia, Patxi López e tutti quanti. Como decía hace un momento, algún día necesitará pactar con Vox para gobernar y más le valdría haber resuelto los prolegómenos.
Uno comprende que todo candidato hable como si de verdad espera alzarse con la mayoría absoluta, pero será un mal asunto que empiece por engañarse a sí mismo. No hace falta que lo pregone, pero más le valdría leer con atención ‘Los usos del pesimismo’ de Roger Scruton, que aunque no siempre lo peor sea cierto, como sostiene mi admirada Carmen Iglesias, conviene tener siempre presente su posibilidad. Por si acaso. Debe considerar Feijóo que deshacerse de Pedro Sánchez es la primera urgencia de la democracia española y que, incluso desde un punto de vista estrictamente partidario, le conviene romper tantos y tan estúpidos prejuicios. De otra manera fortalecerá a sus necesarios aliados. La gente votará a Vox con el fin de que el PP haga lo que debe para echar a Pedro Sánchez de La Moncloa, no para sostenerlo con un pacto.