Alberto Ayala-El Correo
Sánchez parece decidido a mantener la apuesta de la entente con Iglesias, y Casado en ir hasta el final en el choque con el presidente
Después de muchos tiras y aflojas, el presidente Sánchez y el líder de la oposición, Pablo Casado, hablarán por fin por videoconferencia mañana lunes. Sobre la mesa, ya saben, esos pactos para la reconstrucción propuestos por el líder socialista.
¿En qué consiste la propuesta? ¿Cuál puede ser su contenido? Son preguntas, de momento, sin respuesta. Como su viabilidad. ¿Estamos, como sostiene el PP, ante un intento de Sánchez por ‘mutualizar’ los errores cometidos durante la crisis sanitaria? El más grave, el no habernos encerrado en nuestras casas al menos una semana antes. Sin olvidar cómo hace aguas día sí día también ese supuesto mando único que se fijó en el estado de alarma.
¿Ha empezado a cansarse de los encontronazos casi diarios con Unidas Podemos y se dispone a explorar otras fórmulas políticas de supervivencia en el poder? ¿Es un movimiento estratégico para evidenciar la escasa altura de miras de la oposición de derechas incapaz, a diferencia de la portuguesa, de cerrar filas con el Gobierno durante la pandemia? Vamos a ver qué pone sobre la mesa el Gabinete PSOE-Unidas Podemos y qué contraoferta el PP, si lo hace. Sólo entonces podremos empezar a tener respuestas.
Es obvio que se avecinan tiempos extremadamente complicados en lo económico cuando amaine la crisis sanitaria. El Gobierno está disparando el gasto tanto en sanidad como en ayudas de todo tipo, como no podía ser de otra forma. Está a punto de hacerse realidad -cuando PSOE y UP dejen de pegarse por tratar de apuntarse el tanto- el ingreso mínimo para que nadie se quede en la indigencia en un país que ha afrontado la crisis con un 20% de su población al borde de la pobreza como consecuencia de la crisis financiera de 2008. Medidas del todo plausibles, pero que no está claro cómo podremos afrontar con la brutal bajada de ingresos que se dibuja en el horizonte.
No tenemos certezas ni de cuándo tendremos otra vez a plena potencia nuestra máquina productiva. Ni cómo se recuperará la industria turística, si es que lo hace. Tampoco si va a llegar la esperada ayuda europea. Si el BCE va a comprar, por ejemplo, toda la deuda que necesitemos emitir o se apuesta por otra fórmula. Sólo cuando tengamos indicios ciertos sobre las respuestas a estas preguntas podremos dibujar cómo, cuánto, en qué y a quiénes tocará volver a apretarse el cinturón. Y veremos si Gobierno, empresarios y sindicatos llegan a algún tipo de acuerdo al respecto.
Políticamente lo más importante, como viene repitiendo estos días el PNV, es si el Gobierno Sánchez logra sacar adelante los Presupuestos. Serán ya los de 2021 porque en una maniobra para evitarse problemas ha renunciado a plantear unas Cuentas para 2020, pese a que gestiona los de Montoro de 2018. ¿Es posible que quepa en aquel molde todo lo que viene aprobando el Ejecutivo de izquierdas? Cuanto menos dudoso, ¿verdad?
¿Sánchez va a plantear unas Cuentas nítidamente de izquierdas y a mantener así su apuesta de futuro por el pacto con UP? ¿Girarán al centro en busca del respaldo de Ciudadanos, que parece abrirse a un entendimiento con los socialistas que rechazó Rivera, lo que hundió al partido en las urnas y le costó a él el cargo? ¿Mantendrá el PP su abierta hostilidad a todo compromiso?
A día de hoy, Sánchez parece decidido a seguir apostando por la entente con Pablo Iglesias. También por el entendimiento con el PNV y con grupos menores de la izquierda. El margen para el pacto con el independentismo catalán es cada día menor. Si se confirma, ¿quedará espacio para el acuerdo con Ciudadanos? ¿O llegará el enésimo volantazo y una aproximación al PP hoy por hoy nada previsible?
Casado, hijo político de Aznar, da la impresión de estar determinado a ir hasta el final en su apuesta por el choque con Sánchez buscando que sus contradicciones, que son muchas, y los encontronazos con su socio le dejen sin aire.
Si Sánchez no logra que el Parlamento le apruebe los Presupuestos para 2021 verá muy próximo el final de su estancia en La Moncloa. En cambio si logra un pacto con empresarios y sindicatos, primero, y luego las Cuentas -en especial si consigue el aval de Cs- quien va a tener muy muy difícil quedarse a un lado, junto a la ultraderecha, será el PP. La batalla continúa.