Juan Carlos Viloria-El Correo

  • Los contendientes se juegan imponer el marco mental favorable a la investidura o la repetición de elecciones

Pedro Sánchez perdió las elecciones, pero ganó la batalla del relato. El relato es el marco mental que se consigue imponer en la mayoría de los medios de comunicación, en el contrincante político, y, por supuesto, en el electorado. Derrotado en el cara a cara con Feijoo, Sánchez puso a toda máquina sus ‘spin doctor’ mediáticos y consiguió dar la vuelta a la situación. El término anglosajón ‘spin’ significa hacer girar algo y se utiliza para describir la tarea de reescribir y proyectar la información de manera favorable para el político de turno. Así que el ‘spin doctor’ es el encargado de hacerlo y coordinar las fuerzas. En su día fue Iván Redondo, ahora Oscar López y su ejército de asesores.

El día 23 de julio el marco mental que se había impuesto en la sociedad aceptaba que Partido Popular y Vox eran lo mismo; que si llegaban al poder nos esperaba un túnel oscuro, estremecedor; que quien en realidad era el mentiroso no era Sánchez, sino Feijoo. Que si la derecha llegaba al gobierno habría censura como en el franquismo y serían perseguidos gays, lesbianas, mujeres. Por supuesto, el país se empobrecería, se recortarían las pensiones, el salario mínimo. Por el contrario, Sanchez, seguiría llevando la economía «como una moto». La disciplina de los socialistas y sus socios de la legislatura en rebotar este mantra fue encomiable. El relato no solo sirve para fijar el marco mental de la opinión pública en determinadas premisas, sino también para silenciar aspectos negativos de la gestión del cliente. Pactos con secesionistas, populistas, leyes fallidas, reformas ‘ad hoc’ del Código Penal, rectificaciones sobre lo prometido, se desvanecieron en la última semana de campaña.

Ahora estamos en la segunda vuelta del relato. Los contendientes se juegan la investidura o la repetición de elecciones. Se juegan convencer al rey Felipe para que les designe. Que la opinión pública admita, o no, un candidato coaccionado por fuerzas antinacionales y radicales de extrema izquierda. Sánchez ya ha dado el primer paso y pretende establecer que el único que puede conseguir la investidura es él y que eso significa «ir hacia adelante». Que la derecha ha fracasado antes de intentarlo. Feijoo tiene que conseguir desmontar ese relato y convencer a la opinión de que es menos peligroso para el país suprimir una consejería de Igualdad autonómica, que forzar referéndums de autodeterminación o drenar miles de millones de euros para condonar la deuda de los independentistas catalanes o retorcer la memoria histórica como quieren Otegi y los suyos. Que Sánchez no ha ganado las elecciones y que para ganar el poder debe meterse en el mismo barco que radicales, independentistas y anticonstitucionalistas con rumbo desconocido. Y Feijoo, que él es indispensable para no depender de las minorías. Atentos.