La Benemérita resuelve cuatro atentados de ETA tras el arresto de dos terroristas

ABC 12/06/13

Lizarribar y Gelbentzu se sentían impunes en sus casas, 11 años después de sus crímenes

Las detenciones de los terroristas Jon Lizarribar Lasarte y Rubén Gelbentzu González, en Urnieta y Andoain, respectivamente, son fruto de una de las muchas investigaciones que actualmente tiene abiertas la Guardia Civil para resolver los atentados de ETA que aún están sin resolver. El mensaje añadido del operativo es claro: no habrá impunidad para los etarras, tampoco en el actual contexto de ausencia de atentados.
Está ya acreditado que ambos cometieron dos atentados con coche bomba –contra la Universidad de Navarra y El Corte Inglés de Zaragoza– y otros dos con artefactos –empresas de las localidades navarras de Arguedas y Azagra–, que no causaron víctimas pero sí cuantiosos daños materiales, a lo largo de 2002. A Lizarribar lo arrestó la Policía en Francia en 2004 y, tras ser condenado por asociación de malhechores, abandonó la cárcel en 2009, para ser expulsado de inmediato a España. Por su parte, Gelbentzu fue arrestado en 2003, en una operación contra el «aparato de captación», pero a los pocos días quedó en libertad. Ambos debían de sentirse muy impunes, porque tras estos «contratiempos», regresaron a sus domicilios de Urnieta y Andoain donde, hasta ayer, residían con absoluta normalidad creyendo que se iban a llevar a sus tumbas el secreto de los cuatro atentados cometidos con anterioridad.
Pero la Benemérita ya estaba investigando los entresijos del «complejo Basajaun» (el señor de los bosques), dinamizado por dos «liberados» procedentes de Francia y que incluía a dieciséis etarras distribuidos en cuatro «taldes» «legales». Uno de ellos, denominado «Ezkaurre» y conocido también como «Los Finolis», fue neutralizado en 2003 tras tender una emboscada a la Ertaintza en el Alto de Herrera (Álava), en la que resultó muerto uno de los etarras. Otro «talde» era conocido como «Ibarbeltz» (Estrella Negra) o «Los dos». En comunicaciones llevadas a cabo entre los cabecillas de ETA Juan Antonio Olarra, Ainhoa Múgica e Ibón Fernández Iradi, «Susper», y responsables del «complejo Basajaun» se aludía a que este grupo lo integraban «Ibarbeltz 1» e «Ibartbeltz 2».

Investigaciones abiertas
Ha sido, en los últimos años, una tarea de laboratorio, en la que los investigadores han analizado la composición de explosivos utilizados en aquellos años, han estudiado la fisonomía de sospechosos en base a datos aportados por otros etarras. Hasta que los agentes han puesto cara y nombre a los «Ibarbeltz», el «1» y el «2», detenidos ayer, cuando más impunes se sentían al amparo de los bildutarras de su pueblo, que puño en alto y al grito de «gora ETA» intentaron, sin éxito, impedir los arrestos.
Fuentes antiterroristas consultadas por ABC aseguran que las Fuerzas de Seguridad tienen actualmente numerosas investigaciones abiertas encaminadas a esclarecer atentados aún sin resolver. Una de las vías de investigación tiene como objetivo los otros dos «taldes» que completaban el «complejo Basajaun», que en aquella época estaban en proceso de formación. A uno de estos grupos perteneció Mikel Karrera, «Ata», después cabecilla de ETA. Los agentes confían en que de las pesquisas surjan datos para esclarecer los asesinatos del presidente del PP de Aragón, Manuel Giménez Abad, perpetrado en 2001 en Zaragoza; del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro, en 2002 en Leiza; o de los policías nacionales Bonifacio Martín y Julián Embid, en 2003 en Sangüesa, entre otros.

«Educador social»
Hasta ayer mismo, el tal Rubén trabajaba como «educador social» en el municipio. ¿A cuántos adolescentes y jóvenes habrá adoctrinado en la subcultura de la violencia? Gelbentzu se dedicaba, además, a buscar trabajo… No a los jóvenes parados de la villa guipuzcoana, ni a los desempleados de larga duración. Tampoco a las mujeres que desean incorporarse al mercado laboral. Gelbentzu pertenecía al grupo Harren, una especie de «empresa de trabajo temporal» de la «izquierda abertzale» dedicada a encontrar empleo a los presos de ETA que salen de prisión, no por acogerse a vías de reinserción, sino por cumplimiento de condena.
Este grupo lo dirige Juan Carlos Yoldi, antiguo integrante de un «comando» de «legales». Tras su detención en 1986, y cuando era preventivo, Herri Batasuna lo presentó como candidato a lendakari en las elecciones de 1987.