La caja de puros

ABC 30/06/16
IGNACIO CAMACHO

· Es probable que Rajoy tenga que esperar. Acaso hasta septiembre. El PSOE y C’s van a tratar de achicarle la victoria

LA biografía política de Rajoy acredita que es mal negocio retarlo a duelos de paciencia. Si algo tiene demostrado es que sabe esperar hasta acalambrar los nervios de sus rivales: sus victorias son por agotamiento. Mientras los demás se mueven a su alrededor, él aguanta hasta que descarrilan solos. Todos los que de un modo u otro, dentro o fuera del partido, han intentado desafiarlo acabaron saliéndose de la pista. A un hombre que ha sobrevivido de esta forma a muchos momentos críticos va a ser difícil, pues, desequilibrarlo cuando acaba de ganar con claridad –y por tercera vez– unas elecciones. Sobre todo porque ahora tiene un margen del que no disponía en diciembre: no hay modo razonable de componer una alternativa para birlarle la victoria.

Es probable, no obstante, que tenga que volver a esperar. Eso es lo que apuntan los primeros movimientos poselectorales: una batalla de desgaste. Los avatares propios de una negociación en la que, además de hacerse valer, tanto el PSOE como Ciudadanos van a tratar de achicarle el triunfo al marianismo. Nadie se va a entregar con facilidad porque el precio de cualquier acuerdo subirá a medida que vaya pasando el tiempo. Y en ese afán de demostrar al PP que su mandato no va a ser cómodo cabe la posibilidad verosímil de que le tumben una investidura completa, en sus dos votaciones, y le dejen el examen final para septiembre.

Sólo que en ese campo el presidente está cómodo. Si resistió seis meses durante los que el camión de mudanzas daba vueltas alrededor de la Moncloa, no le va a importar esperar un mes de verano. Tiene a su favor la baza de que ningún adversario se atreverá a bloquear de nuevo la legislatura; la gente ya no está para bromas y el que salga señalado como responsable de unas terceras elecciones quedará triturado. El borrador de presupuestos ha de estar el 1 de octubre; si se forma Gobierno tras las vacaciones la maquinaria estatal tendrá tres semanas para redactarlo. Más allá de ese plazo entraremos en el ámbito de la irresponsabilidad y cada cual tendrá que dar explicaciones a su electorado.

La presión, pues, es de ida y vuelta. Todos tendrán que manejarla con tiento. La gran ventaja de Rajoy consiste en que es él quien está en el poder, y con los suyos colocados. A la hora de negociar tendrá que hacer concesiones importantes y sabe que con su mayoría relativa va a tragarse algún sapo. Desde algunos sectores del PSOE le emiten mensajes positivos a cambio de que no haya prisa para ir digiriendo el resultado. El veto personal de C’s no le preocupa; se lo han retirado los españoles en las urnas y será Rivera el que tenga que encontrar el modo decoroso de obviarlo. Ahora quedan días de mirarse a los ojos a ver quién pestañea primero. Aunque el presidente hace tiempo que no fuma se puede comprar una caja de puros e irse con ella a Doñana a contemplar atardeceres con bandadas de patos.