ANTONIO ROBLES – LIBERTAD DIGITAL – 19/08/16
· Vivimos en tiempos democráticos acosados por antidemócratas. Y aún hay millones de españoles sin advertir el peligro. Me refiero a esos desplantes nacionalistas a medio camino entre la chulería y el fascismo.
El último, el de Arnaldo Otegui: “No habrá tribunal, ni Estado, ni Guardia Civil ni Ejército español que vayan a impedir” su candidatura a lehendakari. Para este señor, parece que la ley resulta tan prescindible como cuando colaboraba con banda armada. El mismo comportamiento, la misma altanería, total desprecio por el orden constitucional.
Ayer con muertos, hoy con desprecio por la ley, siempre burlándose de la democracia en nombre de la democracia. Como sus compis del oasis catalán. La consejera Neus Munté o el exconvergente Jordi Turull ya le ponen fecha al último capítulo del golpe institucional en 2017. ¿Cómo hemos llegado a esto?
Ya que seguimos en verano, Rajoy nos acaba de sorprender con una espantá y no hay cuerpo serrano que resista tanta irresponsabilidad, amoldaré los consejos mordaces que el juez de menores de Granada Emilio Calatayud da a los padres para convertir a sus hijo en chorizos y los transformaré en consejos para convertir a los nacionalistas en déspotas.
- Cedan desde el Estado todo lo que pidan los nacionalistas, así reafirmarán su identidad convencidos de que tienen derecho a todo.
- No impartan un currículo escolar común a todos los españoles, así creerán que no tienen ningún lazo afectivo con el resto de sus compatriotas.
- Cuando despotriquen con el “puta España”, el “España nos roba” o cualquier otra gansada, no caigan en la trampa de contestarles, no sea que se cabreen y piensen que somos fachas.
- No contradigan ninguno de sus ataques a la soberanía nacional, así crecerán convencidos de que tienen derecho a decidir lo que les plazca sin atenerse a regla alguna ni respetar el derecho del resto de los españoles.
- No les apliquen la ley a rajatabla y no les hagan cumplir las sentencias de los tribunales ni los límites presupuestarios, no sea que acaben convirtiéndose en una fábrica de independentistas.
- Justifíquenles desde el Estado todo lo que hacen mal, o al menos giren la cara cuando se enorgullezcan de ello, así se acostumbrarán a cargar su responsabilidad sobre los demás.
- Déjenles manipular la historia, la escuela y los medios de comunicación, no vayan a creer que queremos imponer una visión franquista de España.
- No se pongan de acuerdo los partidos nacionales en la defensa de España jamás, en especial los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, no vayan a creer que vuelve el frente nacional franquista para anular su lengua y cultura.
- No les recuerden nunca las consecuencias colaterales de sus actos secesionistas, no vayamos a hacerles sentir culpables y cabrearlos aún más.
- Denles todo el dinero que puedan gastar en la construcción nacional, no vayan a sospechar que tienen la responsabilidad de ajustarse a las mismas limitaciones presupuestarias que el resto de los españoles.
- Satisfagan todos sus caprichos y deseos y acepten sus desplantes: el sacrificio y la austeridad podrían hacerles creer que son iguales al resto de los españoles.
- Pónganse de su parte en cualquier conflicto que tengan con el Tribunal Constitucional, las sentencias judiciales o el Gobierno de la nación, no vayan a pensar que todos tienen prejuicios contra ellos o que quieren acabar con Cataluña.
Si seguimos estos consejos es posible que, a la vuelta de tres generaciones, hayamos logrado crear a auténticos tiranos convencidos de que el mundo les pertenece. Y ya estamos en la tercera.
PS. Este artículo está dedicado a la socialista catalana Meritxell Batet por sus atemperadas declaraciones apoyando el derecho de Otegui a presentarse a las elecciones. Y a todos los de su tibieza interesada y (o) estúpida. Gracias a ellos, estamos como estamos.
De momento, Otegui está haciendo la campaña de HB Bildu gratis y a lo grande.
ANTONIO ROBLES – LIBERTAD DIGITAL – 19/08/16