- Te tomarán por lelo y te colocarán las trampas de rigor: ¡El castellano ya lo aprenden solos! No es el castellano: es EN castellano. Una cuarta parte. Si esta sentencia firme no se cumple, en España no existe Estado democrático de derecho por falta de sometimiento de los poderes públicos a la ley y a la acción de la Justicia
Estamos a dos meses del cara o cruz final. Según lo que salga, el sistema puede pudrirse entero, con nuestras libertades y derechos dentro. O bien todo se podrá salvar. Dos meses para dilucidar si este sigue siendo un Estado democrático de derecho o se ha convertido en una cosa despreciable e ilegítima.
Tiene toda la lógica que la hora de la verdad vaya a llegar de la mano del problema catalán. Problema: forma elegante con la que nuestros abuelos se referían a la peste de las ideologías racistas. En efecto, los dos meses son el plazo que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña le ha dado a la Generalitat para que cumpla una sentencia firme del Tribunal Supremo: la que obliga a las escuelas catalanas a impartir la cuarta parte de las clases en castellano.
Una cosa que los supremacistas catalanes han sabido siempre es que sus interlocutores son gente dúctil, ya sea porque son cobardones y no quieren problemas (con lo que la amenaza implícita basta y escarmientan deprisa en cabeza ajena), ya sea porque son, simplemente, un poco más estúpidos que ellos. Ojo, en general es así. Ser un trasnochado clasista, un xenófobo nauseabundo, un supremacista incorregible, y aspirar al privilegio permanente sobre tus conciudadanos no significa que seas idiota sino canalla, que son cosas muy diferentes.
Como idiotas han quedado cuantos hasta ahora creyeron posible un compromiso con el nacionalismo catalán. Igual que no puedes llegar a ningún acuerdo con la fuerza de la gravedad para que deje de actuar mientras te tiras de la punta del pirulí, es imposible el pacto con quienes desconocen la lealtad. Fíjate, no es que la desconozcan por alguna carencia de nacimiento, sino por razones de tipo más formativo. Han comprobado que siempre, sin excepción, les compensa ser desleales. Es decir, que pacta con ellos si quieres. Te van a decir que sí, que de acuerdo. Que le pregunten a Soraya Sáenz de Santamaría por Oriol Junqueras; dará fe de que formalmente pactan. Pero en todo caso con una reserva mental. Su voluntad nunca es la que formulan en tales momentos; es la contraria. Han aprendido que actuando así, defraudando a quien confía en ellos y culpando acto seguido al defraudado de defraudarte, obtienen más réditos económicos, políticos y sociales que manteniendo su palabra.
El aprendizaje es rápido en los linajes inmorales. Se da a veces en esas familias la oveja negra, el tipo con principios que se escandaliza por las traiciones continuadas con que sus padres y abuelos han respondido a la buena fe del prójimo. Estos seres son inviables en el ecosistema de la ‘Catalunya catalana’ (‘tu ja m’entens’). Aunque no pueden negarles la filiación, los mantienen a cierta distancia. Desde que he cambiado de gafas puedo percibir -esto es triste, pero uno ha venido aquí a contarlo todo- que incluso en esos especímenes excepcionales que deploran las tradiciones predadoras de los suyos, incluso entre los más lúcidos de ellos, los más cultos y elocuentes, los que comprenden que Cataluña se ha vuelto irrespirable, que embrutece, que enloquece… incluso en ellos se detectan a veces trazas de mierda. El que creísteis vuestro hermano, vuestro igual, resulta que tuvo escondida su reservita mental todo este tiempo. Nada grave, ojalá la tuvieran todos tan pequeña. Pero la reconoces en un compañero de armas y te sobresaltas, te deprimes, y te dices que ‘no ni ha un pam de net’.
¿Qué es lo que afea a estos seres angélicos? Llegaron a repudiar a los de su sangre, a luchar contra los privilegios. Defendieron con convicción una ciudadanía moderna, afrancesada y civil, de iguales ante la ley, en derechos y en oportunidades. Pues pasa como con el resentimiento social, pero al revés: deja tanta negrura en el alma ver a tus padres humillados como verlos humillando. Así, en esos rostros puros aparecen fugaces y claros como el relámpago los rasgos putrefactos de la burguesía catalana ‘de sempre’? La esclavista. La que se agarró a la idea del imperio hasta que España perdió Cuba y Filipinas. La que organizó el bandolerismo blanco en Barcelona. La que despidió entusiasmada a Primo de Rivera en la Estación de Francia porque necesitaban un cirujano de hierro. La que provocó el ridículo golpe de Estado de octubre del 34 contra el Gobierno de la República. La que se dio cuenta demasiado tarde (allá por el 36) de que había alimentado a una bestia, se había abrazado a otras y había parido otra más: sus hijos fascistas de Estat Català y compañía. La que puso su inteligencia y sus recursos financieros, que eran los de la Lliga, al servicio de Franco. La que dotó de contenido ideológico a la Falange, en Burgos. La que recuperó sus fábricas gracias al triunfo de los nacionales. La que creció y creció gracias al mercado cerrado que le regaló Franco. La que requiere proteccionismo porque sin el caudillo se quedó a la intemperie, desnuda ante los fríos vientos de la competencia. La que le parte las piernas a una parte de dicha competencia en el único terreno en que puede hacerlo: protegiendo a sus hijos tontos, que como mínimo serán funcionarios, dándoles una educación trilingüe mientras obligan a los demás -para que no hagan nunca sombra a sus hijos- a analfabetizarse funcionalmente en dos idiomas.
Te tomarán por lelo y te colocarán las trampas de rigor: ¡El castellano ya lo aprenden solos! No es el castellano: es EN castellano. Una cuarta parte. Si esta sentencia firme no se cumple, en España no existe Estado democrático de derecho por falta de sometimiento de los poderes públicos a la ley y a la acción de la Justicia. En dos meses hablamos.