Luis Ventoso-ABC
- Sobre la milonga de la «armonización fiscal» de Sánchez
El Gobierno de Sánchez y Rufián prepara una reforma fiscal para todas las comunidades al dictado de ERC, partido antiespañol que en las últimas generales obtuvo 874.000 votos (el PP sumó cinco millones, Vox, 3,6; Cs, 1,6). ERC, que solo concurre en Cataluña y cuyo líder cumple 13 años de cárcel por declarar una República catalana, va a endurecer la fiscalidad de los 6,6 millones de madrileños. A cambio de apoyar los Presupuestos, Rufián ha exigido al Partido Sanchista que obligue a Madrid a subir impuestos. Y Sánchez, que vendería hasta al cervatillo Bambi por una noche más en La Moncloa, ha aceptado esta nueva versión del «España nos roba», centrada ahora en Madrid y cebada por la envidia del separatismo ante el éxito económico madrileño. Para vestir esta tropelía de aroma inconstitucional, el PSOE argumenta que España necesita una «armonización fiscal» que acabe con las diferencias entre comunidades. El propio Sánchez lo explicó el sábado en una aparición en Ferraz ante sus feligreses.
Si Sánchez realmente se creyese lo que dice, en lugar de decretar una cacería contra Madrid abordaría la bicoca foral. Luis Garicano, el jefe de filas de Ciudadanos en Europa, es un economista formado en excelentes universidades foráneas. Ante los planes «armonizadores» de Sánchez y Rufián, se ha atrevido a referirse al elefante bajo la alfombra: la auténtica excepcionalidad en España la disfrutan Navarra y el País Vasco, «que cuentan con un 80% más de recursos por habitante que la media española». Garicano explica que la mayor herramienta para la solidaridad común es el Fondo de Garantía de los Servicios Públicos. ¿Y quién aporta casi el 70%? Pues la malévola comunidad que roba a las demás con su dumping fiscal: Madrid. La aportación de vascos y navarros a ese fondo es fácil de resumir: cero. Pero los vascos sí se benefician de la solidaridad española: casi la mitad de sus pensiones las pagamos los cotizantes del resto de España (verdad incómoda que jamás escucharán a Urkullu, Otuzar y Esteban, siempre despectivos e irritados ante todo lo español). ¿Qué comunidad disfruta del privilegio de poder limitar el impuesto de sociedades para atraer inversiones? ¿Será el Madrid liberal de la mefistofélica Ayuso? Pues no. De nuevo son Navarra y el País Vasco, que sí hacen dumping fiscal (el impuesto de sociedades de las pymes es allí cinco puntos más bajo).
En el PNV, donde a pesar de sus corbatas y rostros circunspectos son unos cachondos, valoran «positivamente que se avance hacia la homogeneización fiscal» (es decir, que se suban los impuestos a Madrid). Tú apoquina y yo a chupar del bote. En la España de Sánchez, «homogeneizar» significa castigar a las comunidades con Gobiernos leales a España para privilegiar a aquellas donde mandan separatistas desleales con el proyecto común. ¿Y por qué? Pues porque Mi Persona ha aceptado debilitar la unidad nacional y la solidaridad a cambio de comprar -por ahora- el apoyo separatista. Sí, es lo que parece: una rufianada.