RAÚL GONZÁLEZ ZORRILLA, EUSKADI INFORMACIÓN (www.paisvasco-informacion.com) 11/01/13
Las informaciones que Euskadi Información Global ha venido publicando estos últimos días relacionadas con las conversaciones y contactos que los dirigentes de ETA están manteniendo en Noruega, con la autorización y el apoyo del Gobierno de este país, ponen de relieve, fundamentalmente, tres cuestiones: que la organización criminal no contempla disolverse y que sigue empeñada en conseguir réditos políticos como premio por haber dejado de matar; que los tan invocados e ignorantemente alabados “mediadores” internacionales no tienen la más absoluta idea de cómo tratar con las exigencias de los asesinos David Pla, Iratxe Sorzabal y Josu “Ternera” y que la cuestión de los presos solamente ocupa un pequeño espacio entre las desazones de los actualmente máximos responsables de la banda terrorista, preocupados como están, entre otras cosas, en lograr una mesa paritaria de diálogo con el Gobierno de Mariano Rajoy.
Por otro lado, el hecho de que el Gobierno socialdemócrata noruego de Jens Stoltenberg lleve más de un año proporcionando refugio, manutención, apoyo económico y ayuda logística a los tres cabecillas de una organización criminal incluida por la Unión Europea y Estados Unidos entre las bandas terroristas más peligrosas del mundo, es una aberración política, una humillación a las víctimas y un insulto a la legalidad internacional al que el Ejecutivo del Partido Popular, conocedor silente de esta realidad, debería responder con dureza y exigiendo la inmediata detención de los líderes etarras. De la misma manera, resulta absolutamente escandaloso y demencial, y la administración de Mariano Rajoy debería dar explicaciones sobre esta cuestión, que miembros de la “izquierda abertzale”, líderes de Bildu, altos cargos institucionales de Amaiur, dirigentes de EA, “negociadores” internacionales y gentes de los más variados pelajes crucen Europa de norte sur con la más absoluta impunidad, y tantas veces como lo consideran oportuno, para reunirse con tres de los miembros más buscados de la banda terrorista ETA.
Hacer como que no pasa nada en Noruega, como está tratando de aparentar el Gobierno español, es lo mismo que aceptar que el final de ETA habrá de trabajarse en las cloacas de las democracias europeas, allí donde las leyes no sirven, la Justicia es un farsa y donde el Estado de derecho solamente es una sombra tenue en la que resulta imposible distinguir lo aceptable de los inaceptable, lo éticamente decente de lo moralmente impúdico y a las víctimas de sus verdugos. Y donde los ciudadanos honorables siempre salen derrotados.