EL CONFIDENCIAL 11/03/13
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
Las autoridades noruegas expulsaron a la dirección de ETA de su refugio controlado en Oslo el pasado mes de febrero tras comprobar que José Antonio Urritikoetxea (Josu Ternera), David Pla e Irene Sorzabal no estaban dispuestos a atender la petición de los verificadores internacionales sobre una inmediata entrega de las armas y una petición de perdón a las víctimas. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado sitúan ahora a la troika dirigente de la organización terrorista en una zona de Francia alejada de la frontera con España.
Previamente a este desplazamiento desde Oslo -en donde los tres terroristas permanecían desde 2011-, tanto los mediadores internacionales como destacados miembros de la actual izquierda abertzale (EH-Bildu y Sortu) mantuvieron contactos y debates que sólo se concretaron en la lectura por el que fuera jefe militar de ETA, Garikoitz Aspiazu (Txeroki), de un texto ante el tribunal de París en el que fue juzgado el pasado 18 de febrero. El etarra dijo ante los jueces lamentar las “víctimas colaterales” causadas por la “actividad armada”, pero subrayó que ETA no daría un paso más hasta que no se cumpliesen los compromisos -no asumidos por el Gobierno del PP- en la declaración de Ayete de 17 de octubre de 2011.
Y, efectivamente, desde que Mariano Rajoy llegó a la Moncloa -y a pesar de la larga entrevista del titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, con el expresidente Rodríguez Zapatero el 10 de enero de 2012- el Gobierno no ha enviado a la capital nórdica a ningún representante porque, según fuentes gubernamentales, el Ejecutivo es “por completo ajeno a los acuerdos de la llamada conferencia de paz de 2011”.
En sintonía con el Gobierno noruego, el francés, a través de su ministra de Justicia, Christiane Taubira, ha negado la posibilidad de que se produzca un agrupamiento de presos etarras encarcelados en el país vecino. La ministra francesa considera que estos podrían crear “relaciones de fuerza” susceptibles de provocar amotinamientos si son reunidos en un mismo centro penitenciario próximo a España. De tal manera que los más de 130 presos etarras en Francia seguirán diseminados en cárceles muy alejadas de nuestra frontera, es decir, no serán agrupados -como pensaba la dirección de la banda- ni en Bayona, ni en Las Landas. En definitiva: París, como Oslo, no se fía de las intenciones de ETA.
Estos hechos parecen configurar el fracaso definitivo de la Comisión Internacional de Verificación, integrada por personalidades de cierta relevancia y que se creó en octubre de 2011 como prolegómeno a la tregua definitiva de ETA. Asimismo, la información ofrecida en exclusiva por Fernando Iturribarría, corresponsal de El Correo en París desde hace más de veinte años y uno de los periodistas que mejor conoce las interioridades de la banda, ha causado honda preocupación. Según Iturribarría, la organización terrorista ha “perfeccionado su aparato de falsificación tras el cese de sus atentados”.
ETA ha sustraído 23.000 soportes plásticos “idóneos para la fabricación de otros tantos documentos dotados con modernos dispositivos de seguridad, además de cartuchos, cintas y programas informáticos para formatear las falsificaciones”, en referencia a documentos nacionales de identidad españoles dotados con chips informáticos y tarjetas bancarias. Todo este material podría provenir del atraco a la empresa Impuls-France perpetrado por ETA en 2010, antes de la tregua. La Policía ha llegado a esta conclusión tras el arresto el pasado febrero de los terroristas Oier Ibarguren Sarasola y Montxo Varea, que portaban este tipo de documentación.
“Hay que irse olvidando de que la organización desaparezca”
La preocupación de que ETA vuelva a los crímenes terroristas no es inmediata. Sólo sucedería tal cosa si la banda se fragmentara, pero, aunque no haya un regreso inmediato a los atentados, tanto fuentes policiales como políticas consultadas por este diario coinciden en señalar que hay que “irse olvidando” de que la organización desaparezca “a pesar de la constitución de Sortu y del liderazgo de Otegui”. Esta mismas fuentes -que consideraron en su momento “un error” la excarcelación de Bolinaga (terminal, se dijo, por un agresivo cáncer, pero que sigue deambulando por Mondragón)- apuntan a que la determinación del Gobierno de suspender, incluso, la llamada ‘vía Nanclares’ de reinserción podría provocar algún pronunciamiento “agresivo” de la dirección de ETA en las próximas semanas.
Más aún dada la presión social contra la organización en Euskadi. Según el sociómetro del Gobierno vasco del pasado viernes día 8 de marzo, la sociedad vasca contempla la “disolución de ETA y la entrega de las armas” como prioridad para lograr la paz, muy por delante de la reinserción de sus presos o del diálogo con ella e, incluso, del acercamiento de los reclusos.