ARCADI ESPADA-EL MUNDO
– ¿No cree que la situación se está complicando?
Hombre, hombre, complicando. Todo lo contrario. La situación está mejorando a ojos vistas. Complicada estaba la madrugada del 21 de mayo de 1981 cuando Pere Bascompte Carbonell ató a un árbol a Federico Jiménez Losantos, le pegó un tiro en la rodilla y se largó dejando que fluyera la sangre. La situación ha mejorado mucho. En aquel entonces Bascompte era miembro fundador de una organización terrorista y hoy es militante de Esquerra Republicana de Catalunya, un partido español legal y parlamentario. Entonces el odio nacionalista desovaba a tiros: hoy apenas alcanza para tuits a la manera de Quim Monzó. La propia situación de Monzó ha mejorado. Hace años había la incómoda obligación, más o menos generalizada (Pericay&Toutain al margen), de considerarlo un gran escritor. Hoy es reconocido, por fin, como el tuitero que siempre fue.
Sin embargo, la principal mejora es otra. Cuando le pegaron el tiro a FJL habría alguno, aunque no lo recuerdo, que diría condenamos la violencia venga de donde venga. Pero lo que sí sé de cierto es que nadie salió a la calle en Cataluña ni en el resto de España para protestar contra aquel crimen. La pierna de FJL curó más o menos plenamente y el único que acabó saliendo a la calle fue él. Camino para siempre de Madrid. Era realmente complicado, aquel tiempo. Ni una manifestación, ni concentraciones alrededor del árbol del tiroteado, ni una protesta pública. Un silencio muy cómplice y complicado.
El silencio ha durado cuatro décadas. Mueve a la condescendencia irónica, en la más calmada de las reacciones, que a uno le pregunten si la situación se está complicando, y que lo hagan no a partir de las innumerables y sostenidas ofensas ejercidas por el nacionalismo sobre la convivencia civil, sino cuando las ofensas reciben por primera vez una respuesta más o menos colectiva. Una respuesta, por cierto, en lo que atañe a los lazos amarillos, de civilizada mesura, aunque algunos maestrillos equidistantes pidan las sales cuando los demócratas catalanes quitan los lazos o los pervierten sin remedio convirtiéndolos en una bandera española. En efecto, los lazos deben quitarse. Cuando alguien escribe en un muro una ofensa, tipo Puta Espanya, la réplica correcta no es escribir debajo que España es un gran país. La réplica es pasar un trapo. La higiene mínima que el nacionalismo merece desde hace décadas.