ABC – 30/11/15
· Los antisistema exigen más concesiones para seguir negociando la investidura.
· Nunca tan pocos decidieron por tantos. La CUP, la fuerza que con diez diputados en el Parlamento catalán mantiene bloqueado el escenario político en la comunidad con su negativa a investir a Artur Mas, se reafirmó ayer en su «no» al acuerdo con Junts pel Sí.
En una asamblea en la que participaron unos 1.200 militantes, el partido antisistema, pese a su anunciada voluntad de seguir negociando, ratificó que no hay acuerdo posible si no se busca un candidato alternativo a Mas. La negativa de la CUP aleja casi de manera definitiva la posibilidad de que se produzca un arreglo antes del inicio de la campaña electoral de las generales, como se había llegado a especular, y vuelve a poner sobre la mesa el escenario, cada vez más cercano, de que Cataluña celebre unas nuevas elecciones autonómicas en el mes de marzo, las cuartas en poco más de cinco años.
La negativa a investir a Mas era uno de los escenarios previsibles de la asamblea celebrada ayer en Manresa (Barcelona), aunque sorprendió el tono y la animosidad con el que la militancia y los líderes de la formación radical volvieron a dar portazo a las aspiraciones del presidente en funciones. «¡Alerta Convergència, se nos acaba la paciencia!», coreó la militancia cuando desde el escenario los parlamentarios de la formación volvieron a exigir a Junts pel Sí que para seguir negociando deben poner sobre la mesa más concesiones: la principal, la figura de Mas, pero también un plan de choque social o la reversión de las privatizaciones, entre otras medidas. «Pasamos a la ofensiva, pisamos el acelerador», resumió la diputada de la CUP Anna Gabriel.
Desolación en JpS
De inmediato, tras conocerse la decisión de la asamblea, personalidades afines a JpS y sectores independentistas que temen que unas nuevas elecciones en marzo pueden resultar la puntilla definitiva al proceso soberanista, expresaron su profunda desolación. Cunde la sensación de que el «proceso» descarrila. En este escenario, otras voces lamentaban por contra que la fuerte presión ejercida en las últimas semanas sobre la CUP para facilitar la investidura de Mas ha acabado por enojar a una militancia antisistema que ayer en Manresa se expresó en unos términos nada amigables con CDC y su entorno.
La asamblea, que se prolongó durante nueve horas, únicamente sirvió para dejar las negociaciones en el punto de partida, si acaso con más desgaste y mayor enojo entre las dos formaciones. Se votaron hasta cuatro enfoques para seguir con las negociaciones: la militancia priorizó la de seguir dialogando, pero negando la investidura a Mas (823 votos). La segunda opción más votada fue la de ir ya hacia un adelanto electoral (574), mientras que la que apostaba por dar a Mas un «sí condicionado» tuvo 434 apoyos. Finalmente, la opción que optaba por dejar la negociación suspendida hasta pasadas las generales recibió apenas 139 votos.
«Continuaremos proponiendo, discutiendo, esforzándonos y sentados a la mesa hasta que definitivamente se nos proponga un proceso de ruptura, un plan de choque y una Presidencia que no recaiga en la persona de Artur Mas», resumió el diputado Benet Salellas. En las sucesivas intervenciones durante la asamblea se hizo patente que, ahora mismo, la distancia que separa a JpS de sus pretendidos aliados es abismal, una distancia que atañe tanto a la ideología de unos y otros como a la forma de decidir, pactar y adoptar decisiones. Entre los sectores más pragmáticos de CDC cunde la idea de que con la CUP el acuerdo es ya imposible.
«Respuestas concretas»
Ciertamente, el tono de las intervenciones de ayer en Manresa convenció a muchos de que la distancia es prácticamente insalvable. «Queremos respuestas concretas, que se reorienten las mesas de negociación; nosotros no les pediremos que asuman nuestro programa, pero no renunciaremos a poner los mínimos necesarios para la gente de este país», explicaba Anna Gabriel erigiéndose como la única intérprete de los deseos de una ciudadanía que votó hace poco más de dos meses. «Nosotros no llevamos solo cinco años de independentismo, sino más de treinta», subrayó otra diputada, Gabriela Serra, en una alusión clara a CDC. En este escenario, la pelota está ahora en el tejado convergente: si no se produce en los próximos días un giro radical, Cataluña va camino de unos nuevos comicios.
ABC – 30/11/15