ABC – 11/12/15
· JpS y los antisistema asumen que no habrá acuerdo antes de las elecciones generales.
· Máxima presión en la caldera. La CUP y el grupo de Junts pel Sí arrancaron ayer la recta final del proceso negociador para intentar desbloquear la investidura del presidente de la Generalitat, un proceso en el que la dirección del partido antisistema aumenta sus exigencias para liberarse de la pinza que les atenaza.
A un lado, la intransigencia de CDC, que sigue situando a Artur Mas como un elemento imprescindible de la ecuación; en el otro lado, la presión de las propias bases, que en una asamblea el día 27 deberán ratificar, o tumbar, el principio de acuerdo que empieza a fraguarse.
En el seno del partido antisistema se es consciente de que únicamente un acuerdo sustancioso, que desarrolle y, sobre todo, blinde un plan de choque «social», entre otras exigencias, permitiría que unas bases alérgicas a la figura de Mas acaben tragando con su investidura. A diferencia de las negociaciones llevadas a cabo hasta ahora, y que acabaron en revolcón cuando la última asamblea de la CUP siguió imponiendo el veto a Mas en medio de fuertes reproches, las conversaciones iniciadas ayer parecen mejor encaminadas, según se reconoció desde ambas partes.
Asamblea «a tumba abierta»
El objetivo, cerrar un principio de acuerdo sobre el martes 22 o miércoles 23 de diciembre –tras las elecciones generales–, antes de que el siguiente domingo, a tumba abierta, la asamblea «cupaire» decida.
En este contexto, la CUP pretende forzar a los negociadores de JpS a poner negro sobre blanco medidas que garanticen calendario y dotación presupuestaria para llevar a cabo el «plan de choque social» que ya se pactó. Entre las bases del partido antisistema cunde la idea de que CDC dice sí a todo para forzar la presidencia de Mas pero sin garantizar luego la aplicación de las medidas.
Además de calendario y presupuesto para su plan social, la CUP ha puesto sobre la mesa la necesidad de abordar algunas exigencias simbólicas de gran calado, como el replanteamiento del complejo BCN World (el Eurovegas catalán) o la privatización de Aguas Ter-Llobregat.
La presión sobre CDC sigue creciendo, en tanto que la CUP, en la práctica, exige acabar con buena parte de la obra de gobierno de CDC de los últimos años. Sin ir más lejos, y mientras en el Parlament los equipos negociadores comenzaban a hablar, el grupo anticapitalista organizaba una rueda de prensa frente al hospital de Bellvitge para exigir el fin de la privatización del sector sanitario, una de sus reivindicaciones más definidas.
Pese a esta presión, las conversaciones avanzan. La diputada de la CUP Gabriela Serra reconocía ayer que la posibilidad de que el partido ceda dos votos para investir a Mas es una de las propuestas que podrían someterse a votación en el cónclave de la CUP del día 27. Mientras, el principal aludido, el presidente de la Generalitat en funciones, ponía ayer buena cara: «Ser discretos es la mejor manera de que las cosas salgan bien, a veces».
ABC – 11/12/15