La depredación del PP (de Ciutadans y otros)

JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS, EL CONFIDENCIAL 01/06/2013

 · Albert Rivera, líder de Ciutadans, es algo así como el yerno que todas las suegras quisieran tener y la imagen (y el verbo) con que todos los partidos desearían contar entre sus dirigentes. Se trata de un político joven, bien preparado, con un discurso fresco y desacomplejado y que ha entendido a la perfección los códigos de comunicación en la nueva sociedad que vivimos. Triunfa en las redes sociales y en Youtube. En las últimas elecciones autonómicas triplicó sus resultados: logró el 7,58% de los votos y 9 escaños en el Parlamento de Cataluña. Las encuestas -y las percepciones- apuntan a que Ciutadans se comporta como un cohete electoral a costa, principalmente, del PP de Alicia Sánchez Camacho y, en menor medida, del PSC de Pere Navarro. Dirigentes de ambos partidos lo reconocen sin mayor disimulo aunque con preocupación. Según un dirigente socialista catalán, la caseta de los de Rivera en la Feria de Abril de Barcelona no sólo era la más grande, sino también la más concurrida. Un síntoma sociológico importante.

Hay quien dice -y posiblemente sea así- que Ciutadans no permite la emergencia en Cataluña de Unión, Progreso y Democracia de Rosa Díez, y otros suponen, también con buen criterio, que Ciutadans es un partido específicamente catalán llamado a jugar en el Principado, pero no en el conjunto de España, un papel absolutamente decisivo en los próximos años

¿Dónde está el secreto del éxito de Rivera y de Ciutadans? En muchos elementos. La juventud es un grado porque les distancia de las generaciones -auténticas gerontocracias- que ahora ostentan el poder. Otro factor es la virginidad en la gestión política y un cierto relativismo ideológicocompensado por un fuerte compromiso por la cohesión territorial de España y por una indisimulada apuesta social. Hay quien dice -y posiblemente sea así- que Ciutadans no permite la emergencia en Cataluña de Unión, Progreso y Democracia deRosa Díez, y otros suponen, también con buen criterio, que Ciutadans es un partido específicamente catalán llamado a jugar en el Principado, pero no en el conjunto de España, un papel absolutamente decisivo en los próximos años. Su discurso de enfrentamiento con Mas -lo reiteró Rivera el pasado martes en el Club Siglo XXI de Madrid- es total pero no adquiere forma de mero alegato, sino de argumentación bien construida y mejor expuesta. Y ahí está la clave del éxito: Rivera tiene tras de sí un grupo de intelectuales que le ofrecen una especial consistencia política y discursiva (Albert Boadella, Francesc de Carreras, Félix de Azúa, Felix Ovejero, Xavier Pericay, entre otros) lo que -ante las contradicciones del PP y del PSC- le está permitiendo ensanchar su espacio en Cataluña.

En el Gobierno del PP -y en el propio partido- hay tanto voluntarismo como ausencia de discurso, especialmente en relación con Catalunya. La irrupción de Aznar el pasado día 21 en Antena 3 TV, al margen de cualquier otra consideración, trató de subrayar esta omisión y de soslayarla.  Un brillante periodista catalán, vinculado fundacionalmente a Ciutadans, Arcadi Espada, escribió en el diario El Mundo del pasado sábado contra el expresidente uno de los artículos más incisivamente críticos de los que se han publicado. Espada le reclamaba a Aznar autocrítica respecto de su política con Cataluña, levantando acta de los siete graves errores del presidente de honor del PP: 1) Aznar aumentó los porcentajes a transferir del IVA y del IRPF y cedió el 40% de los impuestos especiales; 2) Aznar no recurrió al Constitucional la ley catalana que preveía sanciones lingüísticas y evitó que el Defensor del Pueblo lo interpusiera; 3) Aznar retiró competencias viales a la Guardia Civil en beneficio de los Mossos; 4) Aznar suprimió el servicio militar mediante un pacto parlamentario con CiU; 5) Aznar acabó con la figura del Gobernador Civil; 6) Aznar impidió al PP una política beligerante contra el nacionalismo, y 7) Aznar acordó la entrega excepcional a la Generalitat de varios canales de TDT. Tras el listado, el articulista descalifica al expresidente de la cruz a la raya.

La juventud es un grado porque les distancia de las generaciones -auténticas gerontocracias- que ahora ostentan el poder. Otro factor es la virginidad en la gestión política y un cierto relativismo ideológico compensado por un fuerte compromiso por la cohesión territorial de España y por una indisimulada apuesta social

¿Es realmente Aznar culpable de lo que ocurre en Cataluña?, ¿fue su política la que ha desembocado en la situación actual?, ¿cómo es que se omite que entre la gestión de Aznar y la de Rajoymedió la de Zapatero, con su segunda vuelta de Estatutos, en particular el catalán, que está en el origen de la apuesta independentista de CiU y ERC? La falta de ecuanimidad de Espada tiene que ver con el hecho de que la irrupción de Aznar -el efecto Aznar- sería susceptible dearrebatar el discurso que tan brillantemente despliega ahora Albert Rivera y Ciutadans que son su apuesta y la de otras personalidades del periodismo y la universidad para el futuro inmediato de Cataluña, lo que exige previamente devorar las bases electorales populares.

Un rebrote del discurso político del PP -con o sin Aznar, pero en la línea del proyecto de recuperación que propugnó el ex presidente- detendría el proceso de depredación que padece el partido. Porque lo padece en Cataluña con Ciutadans; lo padece también en Madrid y Valencia a manos de UPyD; lo padece en el País Vasco en beneficio de un PNV en fase de moderación que ha birlado a los populares muchas de las razones por las que la derecha vasca y española les votaba, y lo padece en Navarra por UPN después del extravagante pinchazo del liderazgo de Santiago Cervera. La cuestión es ésta: ¿qué está haciendo el Gobierno y su partido para evitar ser depredados electoral e ideológicamente? Escasea el talento y la estrategia y comienzan a sobrar los brotes de soberbia, tanto en Génova como en la Moncloa.

JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS, EL CONFIDENCIAL 01/06/2013