EDURNE URIARTE – ABC – 27/10/15
«“Liberal” y “de derechas” han sido conceptos usados para atacar a Macri por sus opositores. En Argentina como en España, se usan como descalificaciones»
Los Pumas no lograron finalmente el domingo la proeza de ganar a los australianos en la semifinal del Mundial de rugby. Pero Mauricio Macri sí logró algo igual de difícil, provocar una segunda vuelta electoral que le llevará probablemente a la presidencia de Argentina. Una presidencia de la derecha de un político cuya referencia ideológica en España es el PP. Y esto, un éxito de la derecha, ocurre últimamente a pesar de todo, en América y en Europa.
Salvando las distancias entre el sistema político argentino y los de Europa occidental, ese «a pesar de todo» está sobre todo en un factor común que dificulta extraordinariamente la hegemonía política de la derecha. El discurso progresista y populista del Estado responsable, benefactor y de recursos ilimitados frente al discurso de la libertad, el control del gasto y la responsabilidad del individuo.
Ni los encuestadores se lo creen, los que han fallado en Argentina, los que daban empates en Portugal casi hasta el final o distancias cortas en Gran Bretaña. También les parece asombroso que la «antipática» derecha que habla de trabajo y de esfuerzo individual tenga éxito, pero ganó en Portugal y en Gran Bretaña, a pesar de todo. A pesar de los recortes, a pesar de la austeridad. Vivimos unos tiempos en que un concepto que debería ser admirable en el sistema político, austeridad, es usado como sinónimo de la maldad de la derecha. Es impresionante repasar estos días algunos de los titulares de la prensa progresista española sobre el posible Gobierno de los perdedores de izquierdas en Portugal. «Un Gobierno contra la austeridad», han titulado con aires triunfalistas, celebrando el inicio del derroche, a pesar del estado ruinoso de las cuentas públicas portuguesas.
El disparate anterior, muy parecido en España o en Gran Bretaña, es el inevitable colofón al mensaje del ciudadano-víctima, completamente irresponsable de cualquiera de sus errores o dejaciones, que será salvado por el Estado. Es decir, por los impuestos de los demás, convenientemente aumentados por la izquierda.
Ciertamente, Macri está lejos del liberalismo clásico, incluso del liberalismo a secas, dirán bastantes, ha subido impuestos en Buenos Aires con la misma facilidad que el PP en España. Y ahora que se tiene que atraer los votos del peronismo para la segunda vuelta, se hará más intervencionista aún. Pero, frente al populismo peronista, las alianzas con la izquierda chavista, las simpatías hacia la dictadura cubana y el autoritarismo kirchnerista en todos los órdenes, medios de comunicación incluidos, lo suyo es un sorprendente avance de la libertad.
Más aún si tenemos en cuenta el factor de la agitación artístico-intelectual, los particulares artistas de la «zeja» e intelectuales del kirchnerismo. Allí como aquí prestos a apoyar las causas populistas del individuo irresponsable que funcionan en el discurso intelectual con la misma facilidad y éxito que en el político. Y que tienen el premio, además, del intervencionismo desacomplejado de la izquierda en aquellos ámbitos que les convienen y les favorecen.
«Liberal» y «de derechas» han sido conceptos usados para atacar a Macri por sus opositores. En Argentina como en España, se usan como descalificaciones. Y aun así, de vez en cuando gana la derecha, que es casi tan difícil como ganarle a Australia en rugby, incluso a Nueva Zelanda.
EDURNE URIARTE – ABC – 27/10/15