La derecha fracturada

IGNACIO CAMACHO – ABC – 22/12/15

· El centro derecha dividido no alcanza masa crítica de proyecto ganador en un país con mayoría sociológica de izquierda.

En un país con mayoría sociológica de izquierdas, un centro-derecha dividido no volverá a ganar unas elecciones con garantías de gobernar. La unidad de ese gran espacio ideológico fue el mérito principal del liderazgo de Aznar, quien construyó en torno al PP el partido «atrapalotodo» que no habían logrado ni Suárez ni Fraga. Sensu contrario, la fractura del segmento liberal-conservador representa el peor legado de un marianismo que ha permitido el surgimiento entre él y el PSOE de una fuerza capaz de alzarse con tres millones y medio de votos.

El resultado de esa división es una masa crítica común insuficiente para garantizar tanto la reelección de Rajoy como la continuidad de un proyecto reformista moderado.

Si Podemos es el fruto de los errores del sistema, Ciudadanos lo es de la impericia política marianista. La lejanía de un Gobierno que desde el primer minuto maltrató sin la más mínima empatía a sus sectores naturales de apoyo creó las condiciones para fletar una alternativa, un spinoff. La pésima gestión de los escándalos de corrupción y la permisividad con el desafío soberanista fueron descolgando adeptos a lo largo de todo el mandato.

Lejos de taponar esas fugas, la estrategia de La Moncloa confió en que el fantasma de la izquierda rupturista apretara a sus electores y desoyó los avisos de cuatro elecciones parciales. Tardó demasiado en ver venir aC’s y minimizó su importancia incluso cuando perdió el poder en muchas capitales y autonomías, aviso claro de que la división del voto comprometía incluso el mal menor de una alianza que formaba parte del automatismo mental de sus electores. Éstos tampoco aprendieron la lección de mayo porque su desafección, sobre todo entre los jóvenes, era ya más potente que el instinto de supervivencia política.

Gran parte de los votantes de Albert Rivera han identificado en él los valores de regeneración política que echaban en falta en el abotargado proyecto popular. Se entregaron a una autosugestión que no respaldaba la estructura real del nuevo partido porque necesitaban creer en una derecha bonita, fresca, renovadora, moderna, y de algún modo la fabricaron con una abstracción intelectual que reflejaba sus propios deseos. Pero no ha sido suficiente; la ley d’Hondt ha disipado más de veinte escaños en restos desaprovechados en veinticinco provincias.

Ahora C’s es un grupo esperanzador de relevancia limitada muy por debajo de las arrogantes expectativas que se levantó a sí mismo. Y la evidencia que se impone es la de que el centro-derecha está partido, al borde de la oposición y pendiente de una refundación que le devuelva vocación de mayoría social incontestable.

Ése es el horizonte que se proyecta más allá de la dudosa investidura de un Rajoy aún vivo, pero exhausto. Y el desafío de recomposición que interpelará a su futuro heredero en un liderazgo ya inevitablemente cuarteado.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 22/12/15