La derrota parcial de ETA

ABC 29/10/13
EDURNE URIARTE

· ¿Alguien imagina a un fiscal retirando la etiqueta de asesino al autor de 24 asesinatos que ni siquiera se ha arrepentido?

La sentencia de Estrasburgo es parte de esa derrota parcial. Para algunos, ni siquiera es una derrota. Yo no iría tan lejos. Creo que sí ha habido una derrota de ETA, una renuncia a seguir asesinando forzada por la eficacia policial que ha detenido a casi todos sus miembros y por el rechazo social que ha quebrado hasta a su brazo político. Pero una derrota matizada porque no se ha logrado una deslegitimación total ni de los crímenes etarras ni de sus justificaciones y eso permite y explica lo que está ocurriendo. Que el brazo político de ETA esté en las instituciones, que mantenga sus reivindicaciones, que no haya pedido perdón, que prosigan los homenajes a los asesinos, que el TEDH se preocupe más por los derechos humanos de los terroristas que de las víctimas y que hasta el mismísimo fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro, reivindique negarse a llamar terrorista a Inés del Río porque, ha dicho el fiscal, ya no lo es y ha cumplido sobradamente con la sociedad con sus 26 años de cárcel.
¿Alguien imagina a un fiscal retirando la etiqueta de asesino al autor de 24 asesinatos que ni siquiera se ha arrepentido? ¿O a un Tribunal de Derechos Humanos velando por los derechos humanos de un asesino en serie que ha cumplido apenas un año por cada crimen y llevando la contraria al Tribunal Supremo del país afectado por sus crímenes? Pues no, no se les pasaría siquiera por la cabeza nada de eso en otro contexto de deslegitimación total de ETA.
Que el ala zapaterista se impusiera en el socialismo ha sido determinante en el fracaso de esa deslegitimación porque la derecha se quedó sola en su firmeza antiterrorista. Y no sólo por los efectos de la negociación con ETA sino por las alas que ese socialismo zapaterista dio a significativos sectores periodísticos, políticos o judiciales reacios a la equiparación del terrorismo con otros crímenes, en España y en el resto de Europa. Unos sectores partidarios de la teoría de las causas y razones políticas del terrorismo etarra que justificarían tratos favorables, negociaciones, perdones y olvidos como los que se han producido y que jamás se concederían a otros criminales.
Y todo lo anterior se sustenta en un fenómeno mucho más amplio y que, lamentablemente, no tiene remedio. Y es la hipocresía de cierta sociedad que ha rechazado todo tipo de tratos favorables a los terroristas, la reducción de penas, por ejemplo, pero ha apoyado al mismo tiempo la negociación con ETA. Lo vimos en numerosas encuestas que se publicaron en tiempos de la negociación. Y está pasando exactamente lo mismo ahora con la reacción de los colombianos a la negociación de Santos con las FARC. Se apoya el fin del terrorismo a cualquier precio. Y luego vienen las consecuencias o el precio que se debe pagar, la sentencia del TEDH, por ejemplo. Ahí está el problema y no en el Gobierno, como equivocadamente apuntan algunos sectores de la derecha y de las organizaciones de víctimas.