EL MUNDO 02/05/14
· La detención del presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, interrogado por el asesinato de Jean McConville a manos del IRA, amenaza con descarrilar el proceso de paz iniciado en 1998. La tensión puede hacer saltar por los aires la alianza entre los unionistas y los republicanos.
Adams pasó ayer su segunda noche en comisaría y puede permanecer hasta 48 horas detenido sin cargos, en aplicación de la ley antiterrorista del 2000. La detención del líder del Sinn Féin podría si embargo prolongarse hasta 28 días con una autorización judicial, si los investigadores estiman que hay suficientes indicios.
El acto de desagravio previsto por los correligionaros de Sinn Féin en Derry tuvo pues que aplazarse hasta nuevo aviso, en medio del fuego cruzado de acusaciones por las razones reales del arresto. Martin McGuinness, viceprimer ministro de Irlanda del Norte, aseguró que la detención de su amigo y compañero de filas tiene «una clara motivación política» y ha sido orquestada por «lado oscuro» de la policía norirlandesa, a la que acusó además de «conspirar con los enemigos del proceso de paz».
El premier David Cameron negó sin embargo que el arresto de Adams tenga una intención «política» y aseguró que se trata de una decisión «estrictamente policial», a raíz de la investigación reabierta sobre el asesinato de una viuda y madre de diez hijos en la época más sangrienta del período The Troubles (Los Problemas), en 1972.
El ministro principal del Ulster Peter Robinson, del Partido Democrático Unionista (DUP), se lanzó también a la batalla dialéctica recordando «el atroz asesinato» y apoyando la labor de la policía. «Yo no puedo decir si el Señor Adams será acusado o condenado», argumentó Robinson. «Pero puedo asegurar que el proceso de paz se verá reforzado recordando a la gente que nadie está por encima de la ley y que la justicia es igual para todos».
La detención de Adams, que al cierre de esta edición seguía siendo interrogado al cabo de 24 horas en una comisaría del condado de Antrim, puede precipitar una ruptura del frágil pacto de Gobierno entre el DUP y el Sinn Féin, que ayer movilizó a sus militantes para preparar un acto de desagravio de Gerry Adams.
Antes de entrar en comisaría, el presidente del Sinn Féin defendió su inocencia ante las cámaras de televisión, condenó el asesinato de Jean McConville y aseguró que acudía voluntariamente a la comisaría a responder a las «acusaciones maliciosas» que le implican en el crimen.
Su detención provocó una convulsión en Belfast, sacudida hace tan sólo dos semanas por el asesinato a balazos de un ex líder del IRA de la Continuidad, en un ajuste de cuentas entre los grupúsculo escindidos del Ejército Republicano que no acatan los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, que allanaron el camino al proceso de paz.
En los dos últimos años, la relativa paz social se ha visto sacudida por los dos extremos. Tres grupos disidentes unieron fuerzas en el Nuevo IRA, que reivindicó meses después el asesinato del funcionario de prisiones David Black y el reciente envío de paquetes de explosivos a dependencias del ejército británico. La guerra de las banderas, activada por las milicias y los grupos radicales unionistas, en protesta por la retirada de la Union Jack del Ayuntamiento de Belfast, se ha saldado también en los últimos años con disturbios masivos y un largo centenar de heridos, sobre todo entre las fuerzas de policía.
Pero la tensión social no han impedido avances lo político, como la visita a Gran Bretaña del presidente de la República de Irlanda, Michael Higgins, rubicada con el brindis por la Reina en el que levantó la copa el mismísimo Martin McGuinness, ex miembro del IRA y segundo en el escalafón del Sinn Féin.
Pese al acercamiento aparente, McGuinness llevaba denunciando desde principios de año las concesiones de su socio de Gobierno, Peter Robinson, al que acusó de «bailar al ritmo de los unionistas extremistas». Robinson replicó por su parte acusando a su viceprimer ministro de «comportarse como un dictador» en la negociación de las asignaturas pendientes del proceso de paz.
El ministro principal norirlandés no quiso entrar ayer al trapo a la pregunta sobre las posibles consecuencias de una ruptura del acuerdo de Gobierno sellado por el DUP y Sinn Féin en el 2007, impulsado personalmente por Gerry Adams. McGuinness acusó sin embargo implícitamente a sus socios de haberse plegado al «lado oscuro» y haber contribuido al «intento deliberado de influir en las elecciones europeas».
Su correligionaria Mary Lou McDonald, una de las voces más enérgicas de Sinn Féin, acusó directamente a «la vieja gaurdia» de la policía norirlandesa. «Él era el primer interesado en responder a los comentarios maliciosos sobre el caso y la policía estaba al tanto de su total disponibilidad», declaró McDonald.
Se desconoce de momento si Adams, elegido como diputado en la República de Irlanda en el 2011, tiene intención de permanecer más tiempo en Belfast o regresar a Dublín, donde tiene fijada su residencia oficial y donde estaba participando muy activamente, hasta esta misma semana, en la campaña de Sinn Féin para las Europeas.
EL MUNDO 02/05/14