Pablo Ojer, LA RAZÓN, 29/8/11
Martín Garitano, diputado general de Guipúzcoa, se centra en crear polémica y no hacer nada desde que llegó al cargo
Uno de los políticos protagonistas de este verano ha sido el diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano. Su continuo apoyo a los familiares de los presos etarras, sobre todo, en la celebración del día de San Ignacio; su diferenciación entre las víctimas según su región; o su negativa a condenar a ETA y a pedir su desaparición porque «todavía no ha llegado el momento», han ocupado páginas y páginas de periódicos. Como indica la portavoz de los junteros socialistas, Rafaela Romero, es la «incontinencia verbal, frivolidad calculada y arrepentimiento nulo» del dirigente de una institución que maneja más de 839 millones de euros anuales.
El líder de Alternatiba, uno de los integrantes de Bildu junto con Eusko Alkartasuna y los independientes, procedentes de la ilegalizada Batasuna, denunció una supuesta campaña contra Garitano. Pero basta remitirse a los hechos, o más bien a lo no hecho, para comprobar la realidad de un Gobierno que se caracteriza porque no gobierna y solo se dedica a aparecer en los medios de comunicación por sus polémicas.
El portavoz del PP en las Juntas Generales de Guipúzcoa, Juan Carlos Cano, coincide con Romero en que a Garitano, «el cargo le pilló por sorpresa. No esperaban gobernar y tuvieron que improvisar un programa que no tenían». Y si al menos hubieran trabajado en ese programa improvisado… «Todo lo que han hecho han sido palabras, palabras y palabras, ni una actuación», recuerda Cano. Y por las pocas palabras que se les han oído a los junteros de Bildu, el Gobierno de Garitano va a ser «el no a todo lo que estaba proyectado e iba a suponer un beneficio y un avance para la provincia».
Rafaela Romero califica el programa de Bildu como «el desgobierno a través de las plataformas antisistema, pero ahora dentro del sistema». Y es que, por lo poco que ha anunciado hasta ahora, se basa en el rechazo de los proyectos de las grandes infraestructuras guipuzcoanas.
Tanto Cano como Romero coinciden en destacar la negativa al nuevo puerto de Pasajes que iba a suponer la revitalización de una de las zonas más degradadas de la provincia. El rechazo a la construcción de una incineradora, incluida en la Plan Integral de Residuos, que supondría un importante ahorro en las arcas forales ya que no tendrían que pagar por llevar los residuos a provincias aledañas. Pero esta propuesta también ha sido ya rechazada por los nuevos gobernantes. «Garitano incluso amagó con paralizar el Tren de Alta Velocidad hasta que supo que no tenía competencias para ello», apunta Cano.
Romero resume los primeros compases del mandato de Garitano desde que comenzó la legislatura: «Más de dos meses en que el empleo se desestabiliza aún más, las empresas no consiguen el impulso necesario y no mejoran la competitividad. Sigue descendiendo la recaudación tributaria y ni una acción ni una propuesta».
Por la autodeterminación
Pero no les pilla por sorpresa. El portavoz popular recuerda que los representantes de Bildu ya anunciaron «explícitamente» que su único objetivo era «poner la autodeterminación al servicio de Euskalherria». Bildu trabajará por lograr los objetivos que persigue ETA desde hace cincuenta años. Y para ello, tal y como recuerdan una y otra vez los populares, Garitano se empeña en «ensalzar a los victimarios olvidándose de las víctimas».
La portavoz socialista constata que «en vez de liderar la política anunciada por Arnaldo Otegi y otros dirigentes de la izquierda abertzale, lo que Garitano está haciendo es frenarla y crear dudas sobre la veracidad y sinceridad de la apuesta por la paz y por las vías políticas de esa izquierda abertzale».Y esa esperanza se ve mermada con declaraciones como las que están haciendo este verano los dirigentes bildutarras de Guipúzcoa.
«Tiene que reconocerse el horror, el terror y el sufrimiento causado. Y tienen que dirimirse responsabilidades políticas para que el futuro sea de verdad en paz y conciliado. Responsabilidades de cada uno en Euskadi, por acción y por omisión, para hacer salir los odios y construir una convivencia civilizada entre diferentes. Y eso Garitano no tiene, por ahora, intención alguna de hacerlo. Una esperanza defraudada», apunta Romero.
Pablo Ojer, LA RAZÓN, 29/8/11