EL CORREO 25/07/13
El reconocimiento a los damnificados como ‘ilustres’ se convierte en un acto en defensa del plan de paz abanderado por el Gobierno vasco
La distinción de Ilustre de Bizkaia que ayer otorgó la Diputación a «todas las víctimas sin distinción» se convirtió en un balón de oxígeno para el plan de paz del Gobierno vasco. No solo los discursos que el diputado general, José Luis Bilbao, y el lehendakari pronunciaron durante el homenaje giraron en torno al proyecto de convivencia abanderado por el Ejecutivo de Vitoria, sino que, para sorpresa de algunos de los asistentes, fue el propio Iñigo Urkullu el que recogió, en nombre de todos los damnificados, la medalla de ‘ilustre’. Esta última se expondrá, a modo de «primera piedra», en el futuro Instituto de la Memoria.
El acto, celebrado en el Palacio foral, nació acompañado de polémica y finalizó entre acusaciones de «propaganda». La decisión unilateral de la Diputación de conceder la distinción a todas las víctimas y no a las víctimas del terrorismo en exclusiva, tal y como habían acordado las Juntas Generales –con los votos a favor de PNV, PP y PSE–, desató las críticas de populares y socialistas. Hasta el punto de que la formación que lidera Arantza Quiroga se negó a asistir al evento. «Al señor Bilbao le queda muy grande el cargo de diputado general y debería ser diputado raso, como mucho. Lo que ha hecho es un paripé para contentar a Bildu –aunque la coalición abertzale también consideró el homenaje «insuficiente»–, que es un desprecio para las víctimas del terrorismo», denunció su portavoz en las Juntas vizcaínas, Esther Martínez, minutos antes de que diera inicio el acto.
Consciente del malestar político que generó su apuesta por distinguir como ‘ilustres’ a todas las víctimas –hasta ahora este reconocimiento se había otorgado de una manera más singularizada–, el diputado general de Bizkaia quiso manifestar su «respeto» hacia quienes, «por una y otra razón», no estimaron «oportuno» acudir al homenaje. Con un discurso dirigido a tejer consensos y muy crítico con la violencia –emplazó incluso a ETA a desaparecer de «nuestras vidas»–, insistió en la necesidad de reconocer a «personas de procedencias y pensamientos diferentes, incluso antagónicos, pero que desgraciadamente» tienen algo «muy importante en común: ser víctimas del terrorismo, de la vulneración de derechos humanos, de la sinrazón y la intolerancia». «No existe dios, ni patria, ni ideología, ni proyecto político, ni revolución social, ni interés personal o colectivo que justifique matar a otro», proclamó tajante. A su lado, en primera fila, familiares de víctimas como el juez José María Lidón, el sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, el dirigente de HB Santiago Brouard y del empresario, así como expresidente de la Diputación y exalcalde de Bilbao, Javier Ybarra, entre otros. «Dejémonos de intereses partidistas, de política con minúsculas, de sacar réditos donde no los hay, y pensemos en el futuro, en las personas. Desterremos el debate de los vencedores y vencidos, de los míos los tuyos… Hasta ahora nadie ha ganado; hemos perdido todos», apostilló Bilbao.
«Limpieza moral»
Pero ninguno de los damnificados tomó la palabra. El diputado general de Bizkaia hizo entrega al lehendakari del galardón, en nombre de todas las víctimas. La medalla, que lleva la inscripción de Bizkaitar Argia-Ilustre de Bizkaia, se «expondrá» en el futuro Instituto de la Memoria. Proyecto este último contemplado en el plan de paz del Gobierno vasco. Así lo reveló Urkullu. El jefe del Ejecutivo de Vitoria aprovechó su intervención para poner en valor el proyecto elaborado por su gabinete por ser, señaló, «necesario desde un punto de vista político e institucional», pero también «humano».
El dirigente jeltzale volvió, en este sentido, a hacer un llamamiento al «consenso» de las cuatro grandes fuerzas de Euskadi en materia de convivencia. «Este plan se sitúa en el centro de la voluntad de la mayoría social vasca», manifestó Urkullu, tras asumir que habrá que trabajar «con esperanza», pero también «con paciencia». En esa misma petición le acompañó también José Luis Bilbao, que no dudó en poner el valor la «herramienta útil» en la que trabaja el Gobierno vasco, en alusión al plan de paz, y en solicitar al resto de formaciones políticas y agentes sociales a «no alzar muros, sino a tender puentes» para facilitar el «reencuentro». «Debemos implicar a todos los colectivos, en una limpieza moral como sociedad; en compartir el futuro», añadió.
El borrador preparado por el Ejecutivo de Vitoria no ha sido recibido con buenos ojos por los partidos de la oposición, si bien está previsto que todos presenten aportaciones al mismo. El Gobierno espera aprobar el plan definitivo en septiembre.
«Desplazadas»
Si la decisión de la institución foral de dedicar este reconocimiento a todas las víctimas no tardó en suscitar las críticas del PP y Bildu, e incluso de manera más tímida también del PSE, el gesto de hacer entrega de la medalla al lehendakari puso a todos de acuerdo en su contra. Especialmente críticos fueron los socialistas y la coalición abertzale, presentes en el acto por «respeto» a las víctimas y desconocedores del devenir de los acontecimientos. «Ha sido un premio mal planteado en su origen y peor resuelto en su desarrollo», reprocharon desde el PSE.
El partido que lidera Patxi López, que en un principio evitó «hacer motivo de confrontación política esta cuestión», afirmó «no poder dejar de expresar el mal sabor de boca» que el homenaje ha dejado en sus filas. A través de un comunicado, los socialistas censuraron que las víctimas se vieran «eclipsadas» en la entrega de la distinción de Ilustres de Bizkaia, «cuando tenían que haber sido el centro». «La realidad –criticaron– es que se han quedado sin voz ni visibilidad, siendo desplazadas por el absoluto protagonismo de la representación institucional». Desde el PSE, que volvieron a afear a la Diputación que «no fuese capaz» de distinguir de forma exclusiva a los damnificados por el terrorismo, concluyeron que el resultado del acto «abona la impresión de que no tenía como principal finalidad homenajear a las víctimas, sino otros objetivos».
En esa misma línea, aunque más contundente, se pronunció Bildu. Los representantes de la coalición, encabezados por Laura Mintegi y Maribi Ugarteburu, abandonaron la celebración –todos salvo su portavoz parlamentaria– cuando el lehendakari recibió el galardón en nombre de las víctimas, por considerar que «el protagonismo de Urkullu» no era «serio ni de respeto». «Ha convertido un acto de memoria en uno de propaganda política», denunció Ugarteburu.