La escoba de mi vecina boba

EL MUNDO – 25/08/15 – CARLOS CUESTA

· Afirma un dicho castellano que «para que quiero escoba, si mi vecina es boba». Y algo así ha debido pensar Artur Mas, por mucho que quiera borrar hasta los «españolistas» refranes castellanos en su «nueva República». Porque, tras asegurar que es imposible cumplir con el déficit legal por tercer año consecutivo porque «España le roba», no deja de sacar dinero de esa caja que todos financiamos con más de 40.000 millones en rescates para pagar su desafío separatista.

Y lo hace con tal descaro que ni oculta, por ejemplo, que los últimos pagos de Presidencia por más de 7 millones de euros con destino a la prensa amiga los ha realizado a sólo seis meses de las elecciones del próximo 27-S.

El concepto: «Subvenciones estructurales». Y los receptores del dinero, los de siempre. El diario Ara, así, se convierte en uno de los grandes beneficiarios de la generosidad ajena de Mas, con 322.562 euros, más otros 59.779 euros para su edición en Baleares y 216.694 euros adicionales para su web.

El Grupo Godó, editor de La Vanguardia, también puede celebrar la abundancia de fondos de la Generalitat. Porque se beneficia de una ayuda directa de 856.831 euros y de dos subvenciones para sus radios de 34.010 euros y 117.472 euros.

El Punt-Avui, por su parte, se hace con 472.603 euros en concepto de ayuda directa y otros 112.128 euros para su web. Y, por si fuese poco, la editora de este medio logra otros 423.470 euros para sus revistas.

Y, como sobra el dinero, no es cuestión de marginar a la competencia. Y, así, El Periódico recibe una subvención directa de 495.813 euros para su edición en papel y otra de 96.040 euros para su versión digital.

Cuantías todas ellas, que nadie se lleve a engaño, que no incluyen ni los ingresos percibidos a través de la publicidad institucional de la Generalitat, ni las subvenciones adicionales repartidas en el primer semestre de 2015, de las cuales, hasta el momento, se desconoce el importe total porque la Generalitat aún no lo ha hecho público.

No hablo ya de los cerca de 200 millones de euros en los que se estima el gasto directo y anual de la Generalitat para relanzar a través de fundaciones, organismos, sociedades, campañas y demás, la causa independentista. Hablo sin más de lo obsceno y más descarado. Del pago a medios privados a las puertas de unas elecciones rupturistas.

Porque es indudable que Mas barre con escoba ajena. Y, por desgracia, también que la vecina no anda muy espabilada.