Cristian Campos-El Español 

El PSOE ha firmado un acuerdo con Bildu aunque sus votos eran innecesarios. La explicación del porqué va mucho más allá de las excusas dadas por el Gobierno. 

 

  1. Pedro Sánchez dijo ayer que la negativa del PP a apoyar la prórroga del estado de alarma le obligó a buscar apoyos alternativos. Incluso en caladeros como los de la extrema izquierda abertzale.
  2. La excusa cae por su propio peso. Sánchez no necesitaba la abstención de EH Bildu puesto que tenía apalabrados los votos afirmativos de PNV y Ciudadanos. Votos que hacían innecesaria la abstención de los radicales vascos.
  3. Bildu, además, había ofrecido su abstención gratuita al Gobierno. Literalmente, a cambio de «nada». Y eso porque la paralización de la economía en el País Vasco también conviene a sus objetivos políticos, como le conviene a Podemos.
  4. Ha habido una segunda excusa a lo largo de esta semana. La de que el PSOE no pactó nada con EH Bildu que no estuviera ya en el acuerdo de gobierno firmado con Podemos tras las elecciones de noviembre de 2019.
  5. La excusa es parcialmente cierta. El acuerdo de gobierno de noviembre de 2019 con Podemos incluye la «derogación de la reforma laboral». En sus programas electorales de 2015 y de 2016, el PSOE también prometía «derogar inmediatamente toda la reforma laboral».
  6. En sus dos programas electorales de 2019, sin embargo, el PSOE sólo prometía «derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral». En la práctica, un brindis al sol. Porque, ¿cuáles son esos «aspectos más lesivos»?
  7. El PSOE ha jugado a dos bandas en este terreno. De cara a Podemos y su electorado radical, el partido socialista ha vendido la idea de una derogación total de la reforma laboral. Eso sí, sin plazo.
  8. De cara al sector empresarial y otros interlocutores sociales alejados de la extrema izquierda, el PSOE ha vendido la idea de una reforma parcial de la ley que en la práctica habría preservado su núcleo y retocado sólo algunos detalles cosméticos.
  9. Ha habido una tercera excusa. El pacto con Bildu habría sido una iniciativa personal de Adriana Lastra. Según esa explicación, la portavoz del PSOE no habría consultado el acuerdo con nadie, ni siquiera con el presidente del Gobierno.
  10. Esta fue, precisamente, la respuesta de José Luis Ábalos durante una entrevista en Onda Cero. Durante algunas horas, pocas, se llegó a especular con una posible dimisión de Adriana Lastra. Incluso la SER y El País pidieron responsabilidades políticas.
  11. Pero nadie que conozca la relación de Adriana Lastra y Pedro Sánchez puede considerar seriamente esa tesis. Sin la aprobación del presidente del Gobierno, Lastra no estamparía su firma ni en su propio certificado de boda.
  12. La explicación del pacto del PSOE con Podemos y con Bildu va mucho más allá de los cálculos para la aprobación de la quinta prórroga del estado de alarma.
  13. Tanto PSOE como Podemos están interesados en el blanqueamiento de EH Bildu, la formación heredera de Batasuna. Pero por diferentes motivos.
  14. Desde el punto de vista de Podemos, Bildu jamás ha sido una formación política a evitar. Ni percibe pecado original alguno en ella –en el relato de Podemos, Bildu no es heredera de ETA, sino la principal responsable de la ‘pacificación’ del País Vasco– ni considera que sus objetivos políticos –el derribo de la democracia liberal surgida de la Constitución de 1978– sean incompatibles con su proyecto para España.
  15. Para Pablo Iglesias, el pacto con Bildu tiene seis beneficios obvios.
  16. El primero, alejar a Pedro Sánchez del constitucionalismo y recolocarlo en el terreno del populismo de extrema izquierda. Un posicionamiento que había sido puesto en duda tras el apoyo de Ciudadanos a la cuarta y quinta prórrogas del estado de alarma.
  17. El segundo beneficio es el de ahuyentar a Ciudadanos. De la misma forma que el apoyo de Inés Arrimadas a la prórroga ha alejado a ERC, PNV y Bildu del Gobierno, el pacto con Bildu ha pretendido alejar a Inés Arrimadas del Gobierno y devolver así el equilibrio a la coalición que apoyó la moción de censura a Mariano Rajoy y la investidura de Sánchez.
  18. El tercero, plantar la semilla de un tripartito de izquierdas en el País Vasco –de PSE,  Podemos y Bildu– capaz de arrebatarle el gobierno de la comunidad al PNV. Una vez roto el tabú del pacto con Bildu en el Congreso de los Diputados, segundos y terceros acuerdos con los abertzales serán aún más fáciles para el PSOE.
  19. El cuarto, obligar a la derogación de la reforma laboral, un requisito imprescindible en los planes de Podemos para la quiebra de la economía española y la generación del caos social necesario para forzar un cambio de régimen en España.
  20. El quinto, dividir al propio PSOE y romper los finos hilos que todavía unen a Pedro Sánchez con el sector más tecnócrata del Gobierno –Nadia CalviñoJosé Luis Escrivá e incluso la propia Yolanda Díez– y con barones socialistas como Emiliano García-Page y Javier Lambán.
  21. El sexto, romper todos los puentes con los interlocutores políticos o sociales indeseables desde la óptica de Podemos. Es decir la CEOE, los autónomos de ATA, la banca y la UE.
  22. El planteamiento de Pedro Sánchez es ligeramente diferente al de Podemos. Porque Podemos jamás gobernará en España si no es como segundo del PSOE. Y de ahí que sus estrategias sean las de un actor secundario del escenario político que intenta maximizar la utilidad de su menguante número de diputados sin ser absorbido por el partido alfa de la izquierda.
  23. Las estrategias del PSOE son, sin embargo, de largo alcance. Porque el PSOE sí es un partido de gobierno.
  24. El objetivo de Pedro Sánchez es el mismo que el de Podemos. Pero desde la posición de un partido de gobierno. Es decir, el de la ruptura del consenso que rodea la Constitución del 78 y la creación de una democracia de parte de la que se marginará a la España situada a la derecha del PSOE.
  25. El objetivo de Sánchez es doble. En primer lugar, conseguir que todos aquellos partidos situados a la derecha del PSOE sean considerados ilegítimos, tóxicos, radicalmente inhabilitados para la gobernanza.
  26. Para ello, Sánchez necesita generar la máxima polarización social. A la derecha del PSOE no debe haber centro, o derecha, o liberales, o centroderecha, o conservadores. Sólo debe haber ultraderecha.
  27. El segundo objetivo de Sánchez es lograr que todos los partidos situados a la izquierda del PSOE o en el nacionalismo, sea este de izquierdas o de derechas, sean considerados como actores legítimos del escenario político.
  28. Ni los vínculos con ETA, ni la violencia, ni los golpes contra la democracia, ni la corrupción, ni las condenas judiciales de esos partidos deben ser jamás obstáculo para un hipotético pacto con el PSOE. Todo debe ser perdonado si la alternativa es un gobierno del centroderecha.
  29. Bildu era el último de los partidos españoles sobre el que aún pesaba un relativo tabú en la política española. Sánchez lo rompió el lunes.
  30. Romper el tabú con Bildu debilita al PNV y robustece al PSOE. Hasta ahora, el PNV era la única opción nacionalista de pacto para el PSOE en el País Vasco. Ahora, el PSOE ya tiene dos opciones y su abanico combinatorio crece.
  31. Hasta ahora, sólo el PNV podía doblar la muñeca del PSOE en Madrid. Ahora, el PSOE también puede doblar la muñeca del PNV en el País Vasco.
  32. El objetivo final, como explicaba Jorge Vilches este viernes en EL ESPAÑOL, es transformar el consenso alrededor de la Constitución del 78 en un consenso alrededor de la idea de la ruptura. «Para eso firman pactos con todos aquellos que están fuera del orden constitucional, para trasladar el consenso de un lado a otro, de los partidos de la Transición a los de la ruptura«.
  33. Y por eso compra Pedro Sánchez los votos de los partidos extremistas a un precio sorprendentemente alto –incluso cuando nadie le ha exigido ese pago– y los de Ciudadanos y PP a cambio de bagatelas, cuando no de insultos.
  34. Sánchez no está haciendo otra cosa que mimar a la España del futuro –PSOE, Podemos, ERC, Bildu, JxCAT, CUP, PNV, Teruel Existe– y maltratando a la que, en su visión del país, debe ser extirpada del escenario político.
  35. En el fondo de esa visión del país subyace una concepción de la democracia utilitarista y muy diferente a la aceptada por la mayoría de las democracias occidentales.
  36. En la cosmovisión de Sánchez, la democracia no es un fin, sino un medio para llegar a un objetivo determinado. Un medio especialmente flexible, sometido a las reglas de la propaganda más que a las de la gestión y en el que los escándalos de hoy tapan siempre los de ayer.
  37. Sánchez está completando el camino iniciado por José Luis Rodríguez Zapatero en 2004. Para muchos de sus votantes, pero sobre todo para la inmensa mayoría de sus medios y periodistas afines, cualquier escenario, literalmente cualquiera, es preferible a un gobierno de la derecha.
  38. Como esos niños que ponen a prueba la paciencia de sus padres para saber en qué punto exacto está el límite, Sánchez ha puesto a prueba esta semana a sus votantes y militantes. Y ha averiguado algo muy interesante. Si el límite de su PSOE existe en algún lado, no está desde luego en los pactos con los simpatizantes del terrorismo.