EL MUNDO – 09/02/16
· El presidente pretendía que el Rey no propusiera a ningún candidato para la investidura Génova asegura que la Casa Real frenó un informe del Consejo de Estado para poder convocar elecciones.
Mariano Rajoy no quiso en ningún momento someterse a la sesión de investidura, a pesar de que desde la noche del 20-D mantuvo públicamente que le correspondía formar Gobierno. Su hoja de ruta fue siempre, según confirman distintas fuentes del PP, que el Rey no le propusiera tras la primera ronda de consultas. Ni a él ni menos aún, posteriormente, a Pedro Sánchez. Por ello, desde Moncloa se exploraron fórmulas legales para poder convocar elecciones sin que nadie acudiera previamente a la votación del Congreso. Incluso se consultó al Consejo de Estado si podría realizarían un informe en este sentido.
Según aseguran fuentes de la dirección del PP, la Casa Real, alertada de estos movimientos, «lo paró». Y la presión al Rey para que no ofreciera a nadie la formación del Gobierno ha acabado erosionando la relación entre el presidente en funciones y el Monarca. En el PP, en los últimos días no se ha ocultado en privado el malestar por la actuación de Felipe VI y se ha criticado abiertamente que no optara por otras vías.
De esta manera, la estrategia política e institucional ideada inicialmente por Mariano Rajoy para poder permanecer al frente de la Presidencia del Gobierno ha acabado provocando el cuestionamiento de su propio partido y ha tensionado su relación con la Casa Real.
Rajoy, según explican fuentes populares, empezó creyendo la noche del 20-D que el PSOE podría abstenerse en su investidura y siguió pensándolo los días siguientes, fruto de las conversaciones que él directamente o personas de su entorno mantuvieron con dirigentes socialistas que, en privado, avalaban la operación. Más tarde, teniendo como interlocutores a estas mismas personas –sin mando en el PSOE actual–, quiso convencerse también de que el Comité Federal impediría a Pedro Sánchez pactar con Podemos y que, por tanto, ni él ni el candidato socialista podrían someterse a una sesión de investidura. Ante esta situación de bloqueo institucional, defendían en el PP, a los socialistas no les quedaría más remedio que abstenerse y hacer presidente a Rajoy o ir a unas nuevas elecciones.
Con estas ideas preconcebidas, Rajoy fue dando pasos que al final han terminado por generar una situación de tirantez con el Rey, según confirman distintas fuentes. Como ya publicó este periódico, el presidente no quería que Felipe VI le encargara formar Gobierno tras la primera ronda de consultas a mediados de enero. Fuentes del PP aseguran que Rajoy aspiraba a que el Monarca no propusiera a ningún candidato y que, incluso, esta preferencia se transmitió a La Zarzuela de un modo que no llegan a concretar. Pero ante lo que podía desear o no el presidente, el 22 de enero Felipe VI ofreció a Rajoy ser candidato a la Presidencia del Gobierno y él lo rechazó. Frente a lo que había mantenido públicamente hasta entonces, Rajoy no tenía ninguna intención de someterse en ese momento a la investidura.
Esta información ha sido corroborada por varias fuentes distintas del PP. Lo que Rajoy pretendió desde el principio es que el Rey no encargara a nadie formar Gobierno para, de esta manera, validar la situación de bloqueo institucional y favorecer el acuerdo entre PP y PSOE o, en segunda instancia, repetir las elecciones.
Que el presidente persiguió este escenario lo confirma también el hecho de que Moncloa estudió todas las fórmulas legales que podían utilizarse en el caso de que el Rey no realizara ninguna propuesta. Fuentes gubernamentales aseguran que los juristas que trabajan en Presidencia analizaron la posibilidad de que no hubiese candidato o votación de investidura y entonces no corriesen los plazos para convocar unos nuevos comicios. Otras fuentes del Gobierno de primer nivel y fuentes del partido ratifican también la petición de informes en este sentido.
A pesar de que la opinión jurídica mayoritaria es que no hay ninguna fórmula constitucional viable para ir a unas elecciones sin pasar antes por un intento fallido de investidura, en el Gobierno se manejaron, antes y después de que Rajoy declinara la oferta del Rey, posibles soluciones al conflicto institucional que se presentaba si nadie se sometía a la sesión de investidura. Entre ellas, según explicaron fuentes del Gobierno, se barajó la convocatoria de una sesión del Congreso en la que el presidente de las Cortes daría cuenta de que no existía candidato a la investidura y plantearía que ese mismo pleno votara que la Cámara, como representante de la soberanía nacional, tenía potestad para convocar elecciones.
Esta fue unas de las fórmulas en las que se pensó. Pero no la única. Fuentes populares señalan que «se intentó» que el Consejo de Estado emitiera un dictamen sobre qué podía hacerse en las mismas circunstancias, tomando como precedente lo que sucedió en la Comunidad de Madrid con el llamado Tamayazo, cuando hubo que repetir elecciones. La petición no llegó a formalizarse, pero fuentes del partido confirman que se hicieron las «consultas». Según fuentes de la dirección del PP, Rajoy buscó esta salida pero «la Casa Real lo paró».
Los movimientos del presidente del Gobierno y su aspiración de que el Rey no propusiera a ningún candidato –tampoco quería que le ofreciese a Sánchez formar Gobierno– han provocado el desencuentro actual entre Mariano Rajoy y La Zarzuela. De hecho, distintas fuentes del PP han confirmado el «malestar» que existe en la dirección con el Rey por no haber colaborado con su estrategia. «Le dijo que no tenía los apoyos», insisten fuentes del partido. «No debía haberlo propuesto».
No obstante, fuentes conocedoras de lo que ese día sucedió en Zarzuela sostienen que «el Rey no sabía que Rajoy iba a rechazar el ofrecimiento». Se enteró, añaden, «cuando se lo dijo en Zarzuela». Y prosiguen: «Si Moncloa pretendía que después de su rechazo el Rey no se lo propusiera a Sánchez, también se equivocaron». «El Rey ha actuado escrupulosamente como marca la Constitución», concluyen.
Las fuentes de la Casa Real consultadas por este periódico mantienen que no tienen constancia de las «quejas» del PP.
EL MUNDO – 09/02/16