La Europa de las tribus

IGNACIO CAMACHO, ABC 25/05/14

· La crisis de la política empuja a los europeos en manos de una pléyade de charlatanes, oportunistas y exaltados.

Malas noticias. La Europa de las instituciones tendrá esta noche menos cohesión ideológica y moral que esta mañana. Por mano democrática y popular, eso sí; el pueblo es soberano incluso en su derecho a equivocarse. La crisis ha provocado en la gente una frustración que ofusca su criterio y tiende a empujarla en manos de charlatanes, oportunistas y exaltados. Así, el Parlamento de soberanía casi plena que soñaron Delors, Kohl y los últimos grandes europeístas de luces largas va a convertirse en la caja de resonancia de una estrafalaria pero extensa pléyade de ventajistas fanáticos.

Los xenófobos de Le Pen en Francia, los antisistema de Grillo en Italia, los racistas de Farage en Gran Bretaña, los eurófobos de Wilders en Holanda. En las naciones del Tratado de Roma, en los territorios que acunaron la más refinada civilización del Occidente contemporáneo, la oleada antipolítica ha incubado los virus de la intolerancia, la crispación y la discordia.

En el convulso mapa continental que se perfila desde hoy, España aparenta pese a su tormentoso clima interior un contorno moderadamente razonable. El racismo carece de expresión política, la extrema derecha no está articulada y el voto del descontento se limitará a alejarse del bipartidismo hegemónico para buscar refugio en partidos de perfecta integración democrática. UPyD, Ciudadanos y Vox representan a fuerzas regeneracionistas e Izquierda Unida es una plataforma de ideas radicales pero con plena consolidación en el sistema institucional. El extremismo revolucionario y las candidaturas frikis pueden aflorar solo en proporciones simbólicas y poco significativas, testimonios inevitables de la sociología del desengaño.

Nuestra única cuota estrambótica la asume el nacionalismo rupturista, vieja anomalía que pretende defender la unidad europea rompiendo la española. En conjunto, el panorama electoral de las encuestas responde a una cierta madurez colectiva, impermeable a los cantos de sirena que en otras naciones invocan con su música alborotada a los peores fantasmas del siglo pasado. El ajuste de cuentas será interno, no con Europa. La desafección política es tan notable como lógica, pero no parece aún capaz de desequilibrar la contrastada sensatez histórica de un electorado irritado por los ajustes pero con memoria del papel que la UE ha representado en la consolidación nacional de los últimos treinta años.

Por mucha cordura que conservemos los españoles, va a ser sin embargo inevitable que nos afecte la epidemia desintegradora con su efecto de contagio. El avance de la Europa de las tribus, como la llama el maestro Carrascal, tendrá influencia decisiva en el marco de las grandes instituciones que determinan nuestro presente y nuestro futuro. Y no son buenas perspectivas las de ahí afuera; si este país extravía el camino no va a encontrar soluciones correctas donde siempre las había buscado.

IGNACIO CAMACHO, ABC 25/05/14